Una Epifanía coloreada en rojo y negro. Y el Milán, de hecho, el gran ganador del campeonato el jueves, gracias a la 3-1 en Roma lo que acorta la clasificación en la parte superior (el Inter, sin embargo, no jugó), pero sobre todo te permite ganar puntos sobre todos los que están detrás. A la espera de Atalanta y Fiorentina, también detenidos por la ASL, el equipo de Pioli aumenta su ventaja sobre Nápoles, Juventus, Roma y Lazio (3-3 en el Olimpico ante Empoli), todo en una jornada que se presentaba bastante complicada, a la luz de la Numerosas ausencias entre el Covid y la Copa de África. De hecho, el otro gran desafío de la jornada entre los blanquinegros y los blues finalizó 1-1, un resultado más conveniente para los segundos dada la situación inicial, pero también en virtud de un ranking que obligó a Allegri a buscar los 3 puntos mucho más que Spalletti.
En definitiva, en la jornada más fragmentada de todo el campeonato, el Milan supo aprovechar la oportunidad, haciendo suyo el choque con la Roma de Mourinho. Las polémicas, como era de esperar, no faltaron, ya que el portugués, al igual que en la ida, tronó contra el árbitro y el Var, culpable de haber concedido dos penaltis a los rossoneri y ninguno a los suyos. Es el primero, en particular, el que enfureció a Mou, pero el partido, episodios aparte, decía que el resultado final era el correcto. También Milán es superior desde todos los puntos de vista, incluso con una defensa muy experimental (la pareja central la formaban Kalulu y Gabbia) y con un centro del campo sin Kessié, en Camerún por la Copa de África.
Pero el de Pioli es un equipo de verdad, capaz de suplir las ausencias con organización táctica y espíritu de sacrificio, mientras que Mourinho, de momento, aún no ha conseguido dar una fisonomía precisa a su Roma, demasiado ligada al juego individual. Los rossoneri se adelantaron con el citado penalti, nacido de un toque con el brazo de Abraham en un remate de Hernández: el penal se fue Giroud, volvió a marcar tras dos meses y medio de abstinencia (8'). En el minuto 17 aquí está la fotografía del partido, con Ibáñez dando el balón al Milan con un loco pase atrás y Mesías para firmar el 2-0, después de que el propio Giroud hubiera pegado al poste con un golpe certero.
Parecía el preludio de una victoria fácil, igualada en redondo, pero la Roma, a pesar de jugar de forma confusa, empezó a picar, bromeando Maignan con Zaniolo y Abrahán, antes de que el inglés encontrara el 2-1 al desviar el disparo de Pellegrini (40'). En la segunda mitad, el portero francés volvió a ser protagonista con un par de atajadas a gritos, pero ¡ay de pensar que los rossoneri se pusieron en un córner a sufrir!: los dos largueros de Díaz y Florenzi, combinados con el 3-1. León (82'), legitimó la victoria final, que se limitó a dos goles de diferencia sólo porque Ibra falló el penalti de póquer en pleno descuento. La Roma sale con los huesos rotos también de cara al próximo partido contra la Juve, previsto para el domingo en el Olímpico, porque además de los 3 puntos también perdió a dos hombres muy importantes como Karsdorp e Mancini, ambos expulsado.
Allegri intentará aprovecharlo, pero está claro que su equipo tendrá que hacer más que ayer, cuando acabó sufriendo un Nápoles ultra reelaborado, encontrándose así satisfecho con el 1-1 definitivo. La oportunidad de acortar la clasificación desde el punto de vista de la Champions era tentadora, pero la Dama, después de los primeros 10', nunca pudo pisar el acelerador, sino que se encontró viendo el regate de los Azzurri, más proactivos y peligrosos para mucho tiempo. Sin embargo, el verdadero éxito colectivo fue salir al campo, dado que los locales estaban lejos de ser buenos, entre autoridades sanitarias locales dispuestas a intervenir y condenar a los topes.
La enésima vuelta de tuerca se produjo sobre las 20 horas cuando el Napoli estrenó la formación oficial, en la que destacaban Zielinski, Lobotka y Rrahmani, todos sobre el césped a pesar de la advertencia de la Autoridad Sanitaria Local, que los quería en cuarentena por no haberse sometido aún a la tercera dosis de vacuna. Sin embargo, los azzurri, reforzados por el protocolo firmado entre la FIGC y el gobierno en 2020 (los futbolistas, si dan negativo, pueden interrumpir el aislamiento para jugar y entrenar), han decidido desplegarlos de todos modos, también porque la sanción, siempre que se imponga, es "sólo" administrativo.
El resultado fue ver a un Napoli competitivo en el once inicial, aunque muy limitado en sustituciones: más que suficiente para frenar a esta Juve, que volvía a mostrarse escolástica y predecible, incapaz de atacar a su rival más allá de algunas ocasiones inevitables. Y así los Azzurri, tras ponerse en cabeza con Mertens (23'), incluso acariciaron la gesta, antes de rendirse al disparo de iglesia, con diferencia el mejor de los blanquinegros, que encontró la igualada en el 54'. El problema de la Juve no es nada nuevo, sigue siendo la fase ofensiva, demasiado pobre para aspirar a los primeros puestos: Morata no pica, Dybala, Kean y Kulusevski, que entraron más tarde, ni siquiera, por no hablar de un centro del campo válido solo en fase de interdicción. , pero completamente desprovisto de destellos en el área de portería.
En definitiva, el 1-1 final es producto de un Napoli en mitad del servicio y una Juve con 6 en su boleta, obligada a enfrentarse siempre y sólo a su rival en la reanudación. El mercado podría cambiar algunas cosas, pero difícilmente alterará el equilibrio de un campeonato que, si el caos por el Covid lo permite (ayer la Liga anunció acciones legales contra las injerencias de la ASL), ahora parece haber jerarquizado.