El presidente de la república Sergio Mattarella, que habló en la ceremonia de apertura de la Semana Social de los Católicos en Trieste, se dirigió a una advertencia firme en 'absolutismo de la mayoría. “No puede haber autoridad sin límites”, declaró, subrayando la importancia de una democracia que respete los derechos de las minorías y mantenga un equilibrio entre poder y libertad.
Lectio magistralis sobre la democracia
Mattarella comenzó su intervención reflexionando sobre la significado de la palabra "democracia". “Palabra de uso común, incluso en su declinación como adjetivo. Está ampliamente difundido. Sugiere valor”, dijo. Luego un recuerdo de cómo las dictaduras del siglo XX “lo identificaron como un enemigo a vencer. Los hombres libres la convirtieron en bandera. Juntos, un logro y una esperanza que, a veces, intentamos, sin escrúpulos, mortificar colocando el nombre en apoyo de teorías partidistas".
El presidente destacó que la democracia es “un tejido que Los oponentes dirían que están agotados.“. Criticó las interpretaciones instrumentales de la democracia que no respetan el respeto mutuo y citó a Tocqueville: “Una democracia sin alma está destinada a implosionar”.
Para Mattarella es necesario luchar contra "elanalfabetismo de la democracia“, ya que la democracia es un ejercicio de abajo hacia arriba y de caminar juntos. Citó a Don Milani: "Dad la palabra porque sólo la lengua iguala".
El recordatorio de los límites del poder
Mattarella luego fue al centro de su discurso, advirtiendo contraabsolutismo de la mayoría, recordando que “el ejercicio de la democracia presupone el esfuerzo de elaborar una visión del bien común“. Subrayó que “el ejercicio de la democracia no puede reducirse a una aspecto procesal simple y ni siquiera se consuma sólo con la indispensable expresión del sufragio en las urnas en las ocasiones electorales". Mattarella subrayó que "presupone el esfuerzo de desarrollar una visión del bien común en la que las libertades individuales y las aperturas sociales, el bien de la libertad y el bien de la humanidad compartida, estén sabiamente entrelazados, porque son inseparables el uno del otro".
No transformar el derecho de la mayoría a gobernar en absolutismo de la mayoría; debemos ser conscientes de nuestros límites en el ejercicio del poder: el "deber de gobernar" nunca puede significar una restricción de los derechos de la mayoría hacia la minoría.
La participación democrática, el corazón de la Constitución
Mattarella reiteró que “en el corazón de la democracia hay personas, las relaciones y comunidades a las que dan vida, las expresiones civiles, sociales, económicas que son fruto de su libertad, de sus aspiraciones, de su humanidad: esta es la piedra angular de nuestra Constitución“. Subrayó que la democracia opera y apoya el crecimiento de un país sólo si existe la percepción de una manera de estar juntos y de un bien común: "si no cedemos a la proclamación obsesiva de la oposición, de la venganza, de deslegitimación. Si la universalidad de los derechos no se ve perjudicada por condiciones de desequilibrio social, si la solidaridad sigue siendo el tejido conectivo de una economía sostenible, si la participación es viva, generalizada, consciente de su propio valor y esencialidad".
En otro recordatorio, el presidente destacó luego que los derechos se hacen realidad a través del ejercicio democrático. “Si ésta se debilita, se reduce la garantía de su validez efectiva”. Advirtió contra las “democracias debilitadas por rasgos y dispositivos iliberales que alteran la representatividad y la voluntad de los votantes”. "Es necesario", explica Mattarella, "hacer esfuerzos concretos para garantizar que cada ciudadano esté en condiciones de poder participar plenamente en la vida de la República".
Una critica también hacia la idea de Rousseau de que la voluntad general no debe tener límites. y el cita esquilado: “Todos sabemos ahora que la supuesta voluntad general es en realidad sólo la voluntad de una mayoría y que la voluntad de una mayoría, que se considera que representa la voluntad de todo el pueblo, puede ser, como se ha demostrado a menudo, Más injusta y más opresiva que la voluntad de un príncipe."
Mattarella luego hizo una serie de preguntas retóricas sobre calidad de la democracia moderna: “¿Podemos pensar en contentarnos con una democracia de baja intensidad? ¿Podemos pensar en ceder ante el creciente ausentismo de los ciudadanos en los asuntos de los asuntos públicos?”. Se reiteró entonces la preocupación por la desafección con el voto y la modesta participación electoral.
Construir una soberanía europea sólida
Mattarella subrayó la necesidad de construir uno sólida soberanía europea que refuerza la de los Estados miembros y la de los pueblos europeos: "si en el pasado la democracia se daba en los Estados -a menudo opuestos y en todo caso con fronteras rígidas e insuperables- hoy, precisamente en el continente que fue su cuna, hay una necesidad de construir una soberanía europea sólida que integrar y dar sustancia concreta y no ilusoria a la de los Estados miembros. Lo que permite y fortalece la soberanía de los pueblos diseñada por nuestras Constituciones y expresada, a nivel de las instituciones comunitarias, en el Parlamento Europeo". La soberanía europea, explica el presidente, es fundamental para la democracia del continente.