El tom tam que le gustaría Mario Draghi candidato presidencial de la Comisión Europea ante la indicación de Emmanuel Macron, líder de los liberales europeos e inquilino del Elíseo - por lo tanto una candidatura fuerte, si no muy fuerte - está causando furor en los medios de comunicación, especialmente en Italia. Aunque la elección del nuevo Presidente de la Comisión es prematura porque tendrá lugar dentro de poco menos de un año, el tom tam tiene su propia lógica. Después de haberse hundido una vez abandonó el Palacio Chigi como es su estilo -algunos comentarios en el Financial Times, una conferencia en Harvard y poco más-, Draghi ha vuelto recientemente al centro de la escena con la tarea que le ha confiado Ursula von der Leyen como presidente de una comisión sobre la competitividad de Europa y con el posterior llamamiento del propio Draghi a una mayor integración de la Unión so pena de su marginación en la escena global. Un discurso con tonos fuertes y muy políticos en el que el expresidente del BCE pidió un salto de calidad a nivel fiscal y político.
La presidencia de la comisión de competitividad presenta una curiosa coincidencia que merece ser destacada. También Carlo Azeglio Ciampi mentor de Draghi en 1993, tras abandonar el Palacio Chigi, fue llamado por Bruselas para presidir una comisión sobre Competitividad. Le trajo suerte, porque unos años después llegó a ser Presidente de la República. Es sólo una coincidencia, pero quién sabe si el nuevo presidente de la Comisión de Competitividad no alberga la ambición de llegar algún día a la colina más alta de Roma, su primera aspiración después de dejar el BCE.
Ciertamente, como recuerda Franco Locatelli en FIRSTonline, la ratificación de Mes, la probable luz verde para pacto de estabilidad y ahora la candidatura del italiano más autorizado y respetado del mundo para presidir la Comisión sería un triple éxito, una especie de Copa Davis política para estar al día de la actualidad, pero sobre todo sería la consagración de la Italia de Meloni como país Protagonista aunque con algunos dolores de barriga en el fútbol europeo. Sin embargo, lamentamos haber fracasado en la nominación a la Presidencia del en para Daniele Franco.
¿Es mejor para Draghi la presidencia de la Comisión o del Consejo Europeo en Europa?
En este escenario, sin embargo, no se puede pasar por alto un elemento no secundario: la voluntad de Draghi. Como es sabido, el personaje es inescrutable y no es fácil comprender sus objetivos. Lo que parece seguro es que el ex presidente del BCE no tiene intención de tocar en el Cincinnato de Città della Pieve. Sus últimos movimientos lo demuestran. ¿Pero es la presidencia de la Comisión su destino natural? Su entendimiento con Macron está fuera de toda duda y el patrocinio del presidente francés no es despreciable. Pero no es fácil encontrar, por así decirlo, un lugar para Draghi porque, después de haber dirigido el BCE, es decir, la institución más poderosa de Europa, cuna del euro y forja de una política monetaria ejercida con total independencia, todos los demás La asignación europea está al menos un escalón más abajo. Y si en cualquier caso Europa fuera su destino, ¿no sería la Presidencia del Consejo Europeo una mejor posición, especialmente para aquellos que quieren impulsar a la Unión hacia una mayor integración financiera y, sobre todo, política? El juego está abierto.