Hoy en día la categoría social más odiada por los ciudadanos es sin duda una: la de lo cada vez más inalcanzable. taxistas. "A taxi llamado deseo” fue el titular ayer Corriere della Sera parafraseando el título de la famosa película de los años 50 protagonizada por Vivien Leigh y Marlon Brando inspirada en el famoso dramaturgo Tennessee Williams. En Italia, los taxis han desaparecido: en las ciudades grandes y pequeñas, en las salidas de las estaciones de tren y de los aeropuertos, pero también en el corazón de las ciudades. Levante la mano si nunca se ha encontrado haciendo colas interminables para encontrar un taxi. Por supuesto, las generalizaciones son siempre triviales y no está bien criminalizar a todos los taxistas, entre los cuales hay muchos trabajadores honestos que luchan para llegar a fin de mes y que tardan años en pagar sus costosas facturas. licencias. Pero, como dijo Toto, es la suma que hace el total y el total de una categoría cerrada como un erizo y dominada por una minoría arrogante, a veces violenta y de aire fascista que hace tiempo que olvidó dos verdades incómodas: que el taxi es un servicio público obligados a respetar normas precisas para la protección de usuarios y que los salarios de los taxistas no son una concesión del cielo sino que los pagan los propios clientes.
Taxis que no se encuentran, causas controvertidas y una certeza absoluta: hay muy pocos
El caso es que hoy en día es imposible encontrar taxis. Nadie puede explicar realmente por qué. Los taxistas abren los brazos diciendo que estamos ante un flujo de turistas superior al esperado pero hay quienes dicen que en realidad la categoría está llevando a cabo silenciosamente una especie de huelga blanca en protesta contra las medidas muy tímidas de la Gobierno en licencias dobles y finalmente hay quienes piensan que existe una especie de juego perverso entre los más importantes. radiotaxi e Uber para desplumar al cliente y obtener tarifas más altas. Según el acuerdo del 24 de mayo de 2022 entre 3570, el radiotaxi más importante de Roma, y Uber, si llamo a un coche público con la aplicación Uber, también puede llegar un taxi asociado pero la tarifa es igual o superior a la del de un taxi normal?
El autogol de los taxistas y la urgencia de que Gobierno y alcaldes despierten
Sea como fuere, la falta de taxis es lo más evidente propia meta que a sabiendas o no se podrían hacer los taxistas porque, después de estos meses de infierno, nadie, pero absolutamente nadie, podrá negar que hay pocos taxis, muy pocos y que, queramos o no, hay que aumentar las tarifas por aclamación popular, licencias (con una compensación adecuada, por supuesto) o reconocer plenos derechos a la competencia de Uber y sus ICONA. Es hora de que el Gobierno y los alcaldes despierten porque ya no hay coartadas y es cierto que los taxistas se han convertido en un poder fuerte que seguro cuenta en las elecciones pero recordemos que otros ciudadanos también votan y que algunos incluso votan con la cabeza no es que extravagante.