La transición ecológica corre el riesgo de convertirse en un círculo vicioso. Si el mercado coche europeo Si insistimos en la electricidad al ritmo actual, para alcanzar los objetivos de descarbonización fijados por la UE para 2050, el planeta perderá superficies forestales equivalentes a 25 mil hectáreas en los próximos 118 años, es decir, un ritmo medio de 18 campos de fútbol "deforestados" cada día. Sólo en elAmazonía brasileña, sería arrasado casi por completo 14 mil hectáreas, Esto supone 46 campos de fútbol al mes.
El impactante estudio fue realizado por dos organizaciones europeas, la ONG FERN y la Rainforest Foundation Norway, quien lo presentó en el último Foro de la OCDE. En resumen, si por un lado los vehículos eléctricos permiten reducir significativamente las emisiones de dióxido de carbono, por otro lado fabricar las baterías que requieren litio, níquel, cobalto, cobre, niobio, todos minerales definidos no por casualidad como críticos y que en algún lugar del planeta deben ser extraídos. Y desgraciadamente es precisamente el...América Latina, que al mismo tiempo protege la selva tropical más grande y preciosa del mundo, una reserva esencial de agua y biodiversidad, así como el “capturador” más eficaz de CO2.
Coches eléctricos: se necesitan 23 millones de toneladas de metales raros al año
El estudio de FERN y Rainforest, entidades que tienen como objetivo la protección de los bosques y las poblaciones indígenas en todo el mundo, estima que para cumplir con los demanda anual de coches eléctricos En Europa, tomando siempre como referencia el ritmo de producción actual y los objetivos anunciados, la industria del automóvil necesitará 23 millones de toneladas de metales raros al año. Y para extraerlos tendremos que talar muchísimos árboles, los mismos que deberíamos preservar y que a veces incluso intentamos replantar, pero obviamente de forma insuficiente. Los autores de la investigación imaginaron tres escenarios diferentes, incluido el hipotético –pero no descartable– de la invención de nuevas tecnologías para construir y alimentar baterías eléctricas.
Dependiendo de los escenarios, los países más afectados seguirían siendo Indonesia y Brasil, mientras que el territorio europeo perdería menos del 1% de zonas verdes. En resumen, la transición verde recae sobre el medio ambiente y las poblaciones indígenas: el estudio revela también que el 54% de los minerales “críticos” se encuentran en territorios ocupados por comunidades vulnerables o en sus proximidades. “La actividad minera –afirman los investigadores- provocará fenómenos migratorios”. Al igual que el cambio climático, queremos combatirlo.
Sin embargo, las ONG europeas siguen siendo optimistas: este escenario apocalíptico aún puede evitarse mediante la adopción de tecnologías alternativas y la diversificación de políticas de movilidad sostenible, que evidentemente no pueden ni deben basarse principalmente en los coches eléctricos. Centrándose en el uso compartido de automóviles, el transporte público y la micromovilidad, por ejemplo, sería posible reducir las estimaciones de deforestación de al menos el 80%. Pero lo que está en juego no es sólo un objetivo político, sino la propia supervivencia de la Tierra: si continuamos así, de aquí a 2050 los daños a la selva amazónica serán "irreversibles", según los científicos, con consecuencias inimaginables para el ecosistema.