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Landini y Bombardieri, los dos compañeros que se equivocan porque el salario mínimo por ley paraliza la negociación

Tras el proyecto de ley de Pd y Cinque Stelle sobre el salario mínimo garantizado, los secretarios de la CGIL y la UIL se arriesgan a un sensacional gol en propia puerta que no garantiza salarios adecuados, debilita la representación sindical y sobre todo reduce los espacios de negociación y prevé una carga oculta para los contribuyentes

Landini y Bombardieri, los dos compañeros que se equivocan porque el salario mínimo por ley paraliza la negociación

Bien puede entenderse que el secretario general de la CGIL, Maurizio Landini, quien al frente de los metalúrgicos nunca ha firmado un contrato nacional salvo el de 2017 porque lo arrastró el entonces dirigente de la Fim-Cisl Marco Bentivogli, prefieren el atajo de la ley para el establecimiento del salario mínimo garantizado en lugar de las posibilidades y las dificultades de la negociación sindical. Se entiende un poco menos que el mismo camino sea tomado por el secretario general de la uil, Pierpaolo bombarderos, que desde hace tiempo niega el carácter reformista de la confederación laico-socialista de Via Lucullo para sumarse al populismo de la Cinco estrellas o resignarse al gregarismo hacia la CGIL.

Algunos podrían pensar que lo de CGIL y UIL sobre el salario mínimo garantizado es una reedición extemporánea de la correa de transmisión entre el partido y el sindicato, dado que hace apenas unos días Pd, Cinque Stelle y Acción presentaron un proyecto de ley. en el Parlamento sobre el salario mínimo abogado que, ante la oposición de la gobierno meloni y el claro distanciamiento de los CISL, tiene muy pocas posibilidades de éxito. Pero sin enjuiciar las intenciones sobre el déficit de independencia de CGIL y UIL frente a Elly Schlein y a José historia, son los contenidos de la vía legal al salario mínimo los que corren el riesgo de convertirse en un boomerang para el sindicato. En días pasados ​​un ex sindicalista de la Fiom y de la CGIL como Giuliano Cucharón indicó hasta 11 razones que pueden convertir el salario mínimo legal en un sensacional gol en propia no solo para los sindicatos sino para los trabajadores y contribuyentes. Limitándonos a los puntos esenciales de la propuesta del salario mínimo legal que no son convincentes, bastará recordar: 1) que una parte muy importante de los trabajadores italianos está cubierta por el negociación sindical; 2) que la introducción del salario mínimo por ley corre el riesgo de debilitar la representación sindical y sobre todo la negociación hasta el punto de cuestionar la supervivencia del contrato nacional; 3) que fijar el salario mínimo garantizado para todos los sectores en 9 euros la hora (¿neto o bruto?) supondría cubrir el 87% del salario medio nacional, eliminando casi por completo el margen de negociación nacional; 4) que el salario mínimo por ley introduce una especie de escala móvil para la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores que tiene un coste de unos 4 millones para las empresas que sería compensado con un fondo público con cargo a los impuestos generales, es decir, el Los contribuyentes.

Ante estas consideraciones, estamos bastante seguros de que se equivoca. Cis preferir el salario mínimo a través de la negociación o debemos concluir que Landini y Bombardieri han cometido un error tan grande como una casa? Bajan de la torre los dos compañeros que cometen errores.

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