Están llegando los primeros datos sobre los efectos que ha tenido la pandemia del Covid-19 en el sector inmobiliario. En 2020 ventas residenciales cayeron un 7,7%, señal de que la emergencia ha afectado, pero no derribado, al mercado nacional. Los precios también se mantuvieron, cayendo entre el 0,7% de las ciudades intermedias y el 2% de las grandes. Estos son los principales resultados que recoge el primer Observatorio del Mercado Inmobiliario 2021 editado por Nomisma.
El informe destaca que “el descenso registrado por el lado de las ventas residenciales representa un mejor que incluso las expectativas más optimistas, a lo que contribuyó el dinamismo registrado fuera de los grandes centros urbanos”. También las caídas de precios “están bastante contenidas en comparación con la última fase reflexiva registrada en Italia antes de la pandemia", que experimentó descensos de precios anuales del 3,5 % en los principales mercados y del 2,9 % en los mercados intermedios.
Entrando en detalle, el año pasado las ventas de inmuebles fueron 46.241 menos que en 2019. En el mercado residencial, el descenso se vio mitigado por la evolución de las ventas en la provincia que, tras el -22,2% registrado en el primer semestre de 2020, en la segunda mitad del año subieron un 10%. En el sector no residencial, al -35,1% del primer semestre le sigue el -8,3% del segundo. Nomisma destaca que en el segmento de inmobiliaria para la empresa, un importante activador del mercado fue el sector de bodegas, que de junio a diciembre registró un incremento de 5.265 unidades respecto al mismo semestre del año anterior. Por sí solo, representa más del 50% del mercado minorista no residencial.
En general, según Nomisma, el drama de la situación de pandemia “uno está solo reflejado parcialmente en la dinámica inmobiliaria“, también porque hubo “un repunte inesperado en la segunda mitad del año”. Sin embargo, cabe señalar que "el tiempo de retardo de los efectos en el mercado laboral, debido a la congelación de las oportunidades de éxodo, sin embargo parece haber llevado a una subestimación del riesgo potencial de parte de las solicitudes de préstamo".
En cuanto a los precios, “la recesión tuvo un atenuante en la corrección a la baja”, una dinámica que ya se había iniciado en la segunda mitad de 2020, especialmente en los grandes centros. Sin embargo, Nomisma destaca “el temor de que las actuales referencias de mercado sean insostenibles, a la luz de la dramático del derrumbe sufrido por nuestra economía, parece lejos de ser infundado”. Este es el resultado de un mercado inmobiliario que "se adapta con retraso a los cambios en el escenario macroeconómico", por lo que "la capacidad del sector para mantenerse por encima de niveles de equilibrio sostenibles no resultará efímera y presagiará futuras debilidades sólo si la las expectativas de un repunte económico serán confirmadas por la dinámica real”. Por lo tanto, Nomisma llega a la conclusión de que, a pesar de una modesta caída registrada en 2020, "el peligro no puede considerarse archivado de un colapso mayor o incluso simplemente la continuación de la debilidad económica".