Ciento cuarenta obras de arte representativas, del lenguaje revolucionario y de los experimentos que caracterizaron aproximadamente 60 años de su dilatada existencia (1893-1983), dejando una huella imborrable en el arte y la cultura de nuestro tiempo: con una colección de obras creadas entre 1924 y 1981. Poco conocida por el Al público en general, al pertenecer a coleccionistas privados italianos y franceses, las obras expuestas se presentan en un itinerario dividido en 8 áreas temáticas: Litografías; carteles; Poesía; Cerámica; Derrière le Miroir; Cuadro; Música; Miró y sus amigos, cada uno de los cuales se refiere a las pasiones y cruces del arte de Miró que hacen que Achille Bonito Oliva diga que "El secreto de su éxito mundial es una mezcla de signo y color que, injertados en un espíritu libre, alegre e intelectualmente culto , permitió a este hombrecito convertirse en un gigante en la historia del arte de todos los tiempos."
En particular, en la exposición se pueden admirar algunos ejemplos de cerámica pintada a mano y las placas litográficas diseñadas para acompañar los versos de Parler Seul del poeta dadaísta Tristan Tzara (1950), así como los bellos bocetos para la puesta en escena de L' Uccello Luce (1981) de Silvano Bussotti, creada para la Bienal de Venecia. La exposición se enriquece también con una pequeña sección titulada Miró y sus amigos que incluye una decena de obras de Man Ray, Picasso, Dalí y fotografías de Cohen y Bertrand, además de libros y documentos de los poetas Breton, Éluard, Chair, Tzara for resaltar las diversas conexiones de Miró con el mundo del arte y la cultura de la época.
El genio creativo de Mirò
La exposición pretende llamar la atención del visitante, en particular, sobre tres aspectos de la creatividad artística del genio catalán nacido en Barcelona: la revolución del lenguaje artístico - llevado desde un espacio introspectivo a un equilibrio entre lo abstracto y lo figurativo, para crear un principio de imposibilidad, en el que el arte supera todo tipo de fronteras; la dimensión onírica y lírica - permeada por la libertad desenfrenada de una sensibilidad traducida en color, materia y signos donde la racionalidad, en un contexto histórico en el que las dictaduras políticas marcarán algunos de los momentos más oscuros para España y el resto del mundo, calla ; y, finalmente, la tenaz capacidad de resistencia, en la que la alegría de vivir y el fervor expresivo se materializan en un lenguaje propio, en la dimensión esquiva y primitiva del yo más profundo.
Se parte de una declaración juvenil de la artista catalana Maïthé Vallès-Bled, conservadora jefe honoraria de los Museos de Francia y co-comisaria de la exposición para connotar su estilo interpretativo "El arte del futuro, después del grandioso movimiento impresionista francés y los movimientos de liberación, el postimpresionismo, el cubismo, el futurismo, el fauvismo, tiende en cualquier caso a emancipar la emoción del artista y darle libertad absoluta”. Fiel a este principio, “Miró – afirma – siempre ha afirmado decididamente “el camino que recorrerá a partir de los años veinte: el de la libertad total para dar rienda suelta a la fuerza de la intuición y la espontaneidad. Esta convicción instintiva del artista tuvo eco primero en el dadaísmo y luego, en 1924, en su encuentro con André Breton, Louis Aragon y Paul Éluard. Los surrealistas capturan en su pintura un universo nuevo y onírico de formas simples, desnudas e irreales, que reconocen como propio y lo acogen así en su grupo, cuyo manifiesto firma. Sin embargo, a diferencia del surrealismo, que se distancia de cualquier representación de la realidad visible y exterior, Miró demuestra una independencia de espíritu respecto del grupo, cuyos dogmas no sigue en absoluto, como le reprocha constantemente Breton -aunque reconoce que su obra “ da testimonio de una libertad que nunca ha sido superada”.
¿Dónde ubicar a este artista anómalo, se pregunta Vincenzo Sanfo, co-curador italiano de la exposición?
"No es sencillo: habiendo acompañado a los surrealistas bretonianos en su juventud, rápidamente se distanció de ellos, no teniendo mucho en común con las disgresiones sexuales de buena parte de ellos, ni con el deseo desmesurado y a veces desordenado de sorprender con combinaciones inverosímiles. a menudo completamente gratuito. Miró extrae del mundo del surrealismo lo único que le conviene, esa libertad de expresión que le convertirá en lo que todos conocemos y que le permitirá no encasillarse en un movimiento concreto, siendo en realidad una especie de grafía y de mundo en sí mismo, que se inspiró en su imaginación gestual. Miró rara vez realiza dibujos o estudios preparatorios de sus obras, teniendo en su mente una capacidad de concentración y explicación rápida e inmediata, capaz de realizar esas obras maestras que todos conocemos. Miró se inspira no en el inconsciente, sino en su extraordinaria capacidad de abstracción del mundo de la realidad, acercándose, en mi opinión, más a la forma instintiva de un Pollock, de un Wolso, en el contexto de una inspiración infantil, a las delicadas composiciones de un Klee".
Mirò, El constructor de sueños – Exposición comisariada por Achille Bonito Oliva, Maïthé Vallès-Bled y Vincenzo Sanfo. Roma – Museo Histórico de la Infantería. 14 de septiembre – 23 de febrero de 2025