Érase una vez emigramos con una maleta de cartón, pero hoy viajamos con un portátil bajo el brazo. Pero la sustancia no cambia: la nueva emigración italiana es un viaje de ida (y casi nunca de regreso) que vacía el país. Tras la desaceleración de la pandemia, el flujo se reanudó con cifras alarmantes, similares a las emigraciones masivas del siglo pasado. Sin embargo, si antes eran los agricultores y los trabajadores los que partían en busca de fortuna, hoy quienes abandonan Italia están mucho más cualificados. Pero, ¿qué impulsa a estos jóvenes a irse y cuáles son las consecuencias para Italia?
La emigración juvenil en Italia: un problema cuantitativo (y cualitativo)
Según un estudio de Fundación Noreste “La salida real es tres veces mayor y alimenta la competitividad y el crecimiento de otros países europeos”, en el período 2011-2023 abandonaron el país hasta 550 jóvenes italianos de entre 18 y 34 años. El migración neta es trágicamente negativo: -377 mil personas. Y eso no es todo: las cifras oficiales son sólo la punta del iceberg, porque muchos jóvenes mantienen su residencia italiana mientras viven en el extranjero. En resumen, el fenómeno es grande y está lejos de resolverse.
La diferencia con el pasado radica en calidad de la emigración. Hoy ya no son sólo los que buscan una salida a la pobreza los que se van, sino también los más educados. El mayor flujo de salida proviene de regiones más ricas, como Lombardía e Veneto, donde la tasa de graduados entre los jóvenes emigrantes crece constantemente: en 2022, el 48% de los jóvenes emigrantes del norte de Italia tenían un título, frente al 41% en 2021 y el 36% en 2019. Y así, Italia pierde personas y capital humano. y, en consecuencia, la competitividad.
Un cuento de hadas sin final feliz
Desde hace años se cuenta una especie de "hermoso cuento de hadas" según el cual Italia participa, como todos los demás países avanzados, en la circulación normal del talento. Una visión tranquilizadora, que sin embargo los números desmienten sin piedad. Este intercambio de personas entre Italia y el resto de Europa no es nada equilibrado. Muchos se van, pocos regresan. Y si miramos el filas cualquier Destinos favoritos de los jóvenes europeos., laItalia se encuentra en ultimo lugar con sólo el 6% de las preferencias, superada incluso por la fría Suecia (14,1%) y la pequeña Dinamarca (10%). A la cabeza están Suiza (34,2%) y España (31,6%), seguidas de Bélgica (27,8%) y Países Bajos (16,9%). Estos lugares parecen ofrecer esa combinación de oportunidades laborales y calidad de vida que Italia, por ahora, lucha por garantizar. Y si Francia, Alemania y el Reino Unido decidieran compartir sus datos con Eurostat, Italia correría el riesgo de aparecer aún más abajo en esta triste clasificación.
Talentos en fuga: ¿necesidad o elección?
Pero ¿por qué estos jóvenes italianos deciden abandonar el país? Es una cuestión a la que muchas veces no se le da suficiente espacio. fueron guiados dos estudios: uno en jóvenes residentes en el norte de Italia, de donde parten la mayoría de los emigrantes, y el otro en expatriado ya establecidos en el extranjero.
Los expatriados se pueden dividir en dos grandes categorías: aquellos que emigran por necesidad (28%) y para quién lo hace nicho de empresas (23%). Los primeros buscan principalmente mejores oportunidades laborales (26,2%) y una mayor calidad de vida (23,2%). Estos últimos suelen marcharse por motivos relacionados con la formación (29,6%) o para encontrar un entorno más acorde con sus valores (11,3%).
Quienes regresan lo hacen por motivos familiares o por nostalgia, pero la mayoría se queda en el extranjero porque no ve oportunidades para los jóvenes en Italia ni espacios de crecimiento profesional. Y las cifras lo demuestran: el 87% de ellos valora positivamente su experiencia en el extranjero. El sentimiento dominante es que nuestro país ofrece pocas oportunidades e no lo valoras bastante el talento.
Emigración: he aquí por qué y qué hacen los jóvenes talentos en el extranjero
Entre los que abandonan por necesidad, tres de cada cuatro han encontrado unempleo estable, casi todos ellos como empleados. Curiosamente, casi la mitad de ellos cubren puestos muy solicitados por las empresas italianas, como técnicos, trabajadores calificados o semicalificados y trabajadores no calificados. En términos absolutos, se trata de más de 130 mil jóvenes.
En cambio, entre los que salen por elección, el 29% se dedica a estudios o investigaciones, mientras que el 68% tiene un empleo estable, principalmente como asalariado y, en su mayor parte, como asalariado. Sorprendentemente, casi el 30% de ellos ocupan los mismos puestos profesionales más buscados en Italia, para un total de 56 jóvenes.
En total estamos hablando de 186 mil jóvenes en el extranjero, cifra que pone de relieve un importante desfase pero también un doble "desperdicio": por un lado, laItalia forma talentos sin conseguir retenerlos, y por otro, los jóvenes no encuentran en su país un entorno capaz de potenciar sus capacidades.
Las prioridades de un “buen lugar de trabajo”
Curiosamente, para los expatriados, stipendio es sólo uno de los ingredientes de la "receta" de un buen lugar de trabajo, pero no es el mas importante. Entre los prioridad Se desprende la buena reputación de la empresa, su apertura internacional, un entorno inclusivo y el contenido del trabajo en sí. En resumen, para los jóvenes talentos italianos el contexto importa más que el dinero.
Entre otros aspectos apreciados en el extranjero se encuentran la valorización del papel de los trabajadores, el equilibrio entre la vida privada y el trabajo, las oportunidades de crecimiento y formación y las políticas de remuneración que premian el mérito. Todos estos ingredientes contribuyen a que sea más difícil volver Italia, percibido como uno empresa también tradicional e cerrado.
¿Por qué Italia no atrae a los jóvenes talentos?
Italia parece poco atractiva a los ojos de los jóvenes expatriados, y esto es evidente en cuatro áreas clave:
- política pública: A los expatriados les gustaría que se prestara más atención a las políticas juveniles, una mejor infraestructura digital, políticas de empleo y apoyo a las familias.
- Ambiente cultural: Se percibe que el sistema italiano carece de meritocracia y apertura internacional. Los jóvenes buscan entornos que potencien el talento y promuevan los intercambios culturales.
- Trabajar: salarios adecuados al trabajo realizado y al coste de la vida, oportunidades en sectores innovadores y crecimiento profesional son las principales peticiones.
- tela negocios: los jóvenes buscan empresas que no sólo sean innovadoras, sino que también demuestren atención a las necesidades de sus colaboradores, pero en Italia encuentran pocas.
En la clasificación final de prioridades, el responsabilidad de los empresarios italianos: deben trabajar más duro para crear un ambiente de trabajo que satisfaga las expectativas de los jóvenes.
Jóvenes en fuga: un país envejecido y endeudado
Le consecuencias de esta fuga de jóvenes talentos son muchos y todos negativas para el país. Allá tasa de natalidad es constante caer, con 2024 marcando una caída dramática en los nacimientos, alrededor de 370 mil unidades. Este fenómeno no sólo reduce la población activa, sino que también contribuye aenvejecimiento demográfico, haciendo que Italia sea cada vez menos competitiva a nivel mundial. Además, la hemorragia de talento ya ha dado lugar a una pérdida de capital humano de 134 mil millones de euros de 2011 a 2023: en el Norte, Lombardía perdió 23 mil millones y Véneto 13 mil millones, mientras que en el Sur, Sicilia registró una pérdida de 15 mil millones y Campania 12 mil millones.
Esta desinversión humana reduce la competitividad económico, con un mercado laboral que lucha por adaptarse a los cambios e innovar. Las dificultades para hacer frente a las transiciones verde y digital, junto con la escasa adaptabilidad socioeconómica, agravan la situación. Las empresas invierten e innovan menos, mientras que la capacidad de aprender en el trabajo sigue disminuyendo.
Finalmente, todo esto también tiene repercusiones en sostenibilidad de la deuda pública. Menos jóvenes, menos empresas, menos crecimiento económico: la combinación perfecta para hacer de la deuda una pesada carga.
La nueva emigración italiana es un fenómeno que no se puede subestimar. No es sólo una cuestión de números, sino de calidad: el país está perdiendo sus mejores talentos, justo cuando más los necesita. Si no se implementa un cambio de dirección, existe un grave riesgo de que cada vez más jóvenes sigan imaginando su futuro lejos de Italia. Es inaceptable que una cuestión tan crucial para el país quede en un segundo plano, cuando debería en el centro de la agenda de todos los responsables políticos italianos. Es hora de afrontar esta realidad y actuar antes de que sea demasiado tarde.