El Inter se despide de los sueños de gloria. La derrota ante el Bologna, salvo giros sensacionales, de hecho pone fin a cualquier deseo de remontada, dado que la Juventus voló a +11 y la Lazio también, a pesar de la eliminatoria del sábado, sigue en +4.único: la victoria de Atalanta en Cagliari (1-0, gol de penalti de Muriel) deja a los oróbicos a sólo un punto de distancia, poniendo incluso en peligro la tercera plaza. Un desastre para Antonio Conte, obligado a presentar otra decepción tras la de Sassuolo, además con un guión muy similar.
En aquel entonces, las puertas corredizas habían sido un error de Gagliardini con el arco vacío, pero esta vez sucedió en el minuto 62, cuando Lautaro Martínez tuvo un penalti detenido por Skorupski. El Inter ganaba por un gol (Lukaku en el minuto 22) y el Bologna se quedaba en 10 jugadores tras la expulsión de Soriano, culpable de haber insultado al árbitro Pairetto. Por tanto, es fácil imaginar que, en caso de doblete, el partido se hubiera deslizado hacia el final sin sobresaltos particulares, en cambio, el error del irreconocible Lautaro lo puso literalmente patas arriba.
Poco después, los rossoblù estuvieron cerca de igualar con Barrow, cuyo disparo pegó en el poste a Handanovic que le batió, pero la jugada decisiva la hizo Mihajlovic, metiendo al jovencísimo delantero Juwara a pesar de la inferioridad numérica. El gambiano hizo el 1-1 con una piedra desde fuera del área (74'), facilitado por un mal balón de Gagliardini, luego propició la expulsión de Bastoni, tal y como había hecho con Danilo hace un par de semanas.
El Inter pasó de una cómoda ventaja de goles y hombres a una igualdad en todos los aspectos: un escenario que lanzó definitivamente al Bolonia, entonces decidido a ganar. El nocaut lo marcó Barrow (80'), implacable en batir a Handanovic desde corta distancia, tras lo que Skorupski evitó que Sánchez (que ya había desperdiciado poco antes) encontrara el 2-2.
Un gran éxito de Mihajlovic, recompensado por los valientes cambios realizados en el momento más oscuro, un mal paso en falso de Conte, que ahora se ve obligado a cuidarse las espaldas de los que le siguen: porque si es cierto que a la Champions también se puede llegar con cuarto lugar, el también es que hacer el mismo resultado que Spalletti daría lugar a muchas, muchas, controversias. Al final del partido, el técnico y Marotta mantuvieron un largo enfrentamiento en el vestuario, del que salieron los ánimos nada tranquilizados.
"Estoy muy enojado, primero conmigo mismo: soy responsable, pero los jugadores también deben ser responsables", el comentario amargo de historia – Para mí este es mi primer año de trabajo con el Inter y tomé un paquete preempaquetado, con muchas situaciones para mejorar. Al mismo tiempo, también digo que es correcto cuestionarnos a todos, a mí primero. Me llamaron aquí para un proyecto ganador y para que el Inter volviera a la senda del triunfo. Está claro que la victoria no llega de la noche a la mañana, pero muchas situaciones dejan mucha amargura: crees que estás en un nivel y en cambio estás en un nivel mucho más bajo. De aquí al final todos tendremos que demostrar que merecemos al Inter, de lo contrario es correcto tomar otras decisiones".
Otro domingo difícil incluso para Roma, también derrotada por Nápoles y enganchado en la clasificación en el quinto lugar por los Azzurri. Para los giallorossi es la tercera eliminatoria consecutiva, un pésimo marcador que cerró cualquier posibilidad de clasificarse para la Champions (el Atalanta está ahora a 15 puntos) y abrió una crisis de la que, de momento, no hay salida.
Nápoles en cambio, al margen de la derrota en Bérgamo, se confirma en un buen estado psicofísico, como demuestran las seis victorias acumuladas en los últimos siete partidos: la distancia monstruosa desde el cuarto puesto (15 puntos como la Roma), evidentemente No viene de la eliminatoria con el Atalanta sino de un partido de ida demasiado malo para ser verdad. Sin embargo, hasta la fecha, a pesar de que la clasificación los ve emparejados, hay un abismo entre los Azzurri y los Giallorossi, obviamente a favor de Napoli.
El 2-1 final no hace justicia al equipo de Gattuso, detenido por un golpe en el larguero de Milik y unas excelentes paradas de Pau López, sin duda la mejor de las suyas. Fonseca, en un intento de sacar a su equipo del letargo vivido con el Udinese, intentó revolucionarlo todo abandonando el habitual 4-2-3-1 por un inédito 3-4-2-1, con el resultado de confundir aún más a su en presencia de un equipo fuerte pero sin motivaciones particulares.
“Llevamos tiempo trabajando en este sistema, no lo elegí porque nos enfrentáramos al Napoli sino porque creo que nos da más tranquilidad en la fase defensiva”, replicó. Fonseca – Jugar de 3 no significa renunciar a atacar, realmente creo que volveremos al campo con esta forma. Las críticas en mi contra no me afectan, tengo que ser el primero en mantener el equilibrio adecuado en cada situación, incluso en las más complicadas".
Napoli preparó el terreno para ganar desde el principio, pero solo encontró la clave en la segunda mitad. Fue Callejón quien desbloqueó el partido, autor de uno de sus típicos cortes en una asistencia de Mario Rui (55'), pero luego la Roma, más con la calidad de los individuales que con la maniobra, igualó: espléndida acción personal de Mkhitaryan y Tiro seco a la espalda de Meret (60'). Allí sin embargo, en lugar de morder a los azzurri con hambre de derecha, los giallorossi se rindieron al rival, acabando llevándose el 2-1 (82', espectacular disparo de Insigne) y salvándose del tercero sólo gracias a Pau López.
Gattuso, por lo tanto, puede sonreír, Fonseca definitivamente no. Y ahora el partido del miércoles ante el Parma se vuelve realmente delicado, no tanto para el cuadro, ahora comprometido, como para él: en la capital hay muchos que quieren su cabeza y Pallotta, a pesar de las negativas habituales, ya no podrá tener paciencia. por mucho.