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Holanda votará entre la posverdad y el euroescepticismo

DESDE AFFARINTERNATIONALALI.IT – El 15 de marzo, los holandeses elegirán un nuevo parlamento: a pesar de las buenas condiciones económicas del país, el controvertido partido antieuropeo PVV corre el riesgo de obtener un gran número de preferencias y podría ganarse al VVD liderado por el actual el primer ministro Mark Rutte.

Holanda votará entre la posverdad y el euroescepticismo

En la era de la posverdad o, mejor dicho, de las grandes mentiras, los principios fundacionales de la Unión Europea, como la democracia, la solidaridad y la integración, no pueden darse por descontados.

De hecho, mientras estos ideales se explotan a menudo en clave antieuropea, el uso cada vez más generalizado de noticias falsas o partidistas, divulgadas a través de la web pero no solo, parece ser el espejo de una cultura política cada vez más extendida basada en emociones y miedos en lugar de que los hechos y las políticas.

Esta tendencia es bastante alarmante, sobre todo a la vista de las numerosas citas electorales a las que tendrá que hacer frente la UE durante 2017.

1) Una batalla entre Wilders y Rutte

El 15 de marzo, diez días antes del 60 aniversario de la firma del Tratado de Roma, los holandeses serán llamados a elegir un nuevo Parlamento. Holanda es un país económicamente fuerte, que solo en 2016 experimentó un crecimiento del PIB del 2,1 % con un desempleo del 6 %. A pesar de ello, corre el riesgo de convertirse en el escenario de un enfrentamiento político que hará que uno de los partidos antieuropeos más controvertidos de Europa, el Partido de la Libertad (PVV) liderado por Geert Wilders, obtenga un gran número de preferencias.

De hecho, el partido de Wilders, de orientación nacionalista, euroescéptica y xenófoba, ha ido ganando cada vez más apoyo en los últimos meses, y parece que podrá conseguir no sólo imponerse a otras fuerzas políticas, sino también ganar a su rival directo y antiguo aliado, el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) liderado por el actual primer ministro Mark Rutte.

Las elecciones se presentan como un desafío directo entre los dos líderes, mientras que el CDA (Christian Democratic Appeal), el progresista D66 (Demócratas 66) y el probable gran perdedor de estas elecciones aparecen más distantes: el PvdA (Partido Laborista).

El PvdA, el partido de izquierda más representativo de Holanda, durante años protagonista del panorama político nacional, podría afrontar esta vez una dura derrota: algunas previsiones electorales lo sitúan en un 7%, con un 20% menos de votos que la elección de 2012.

2) UE y migrantes caballos de batalla del PVV

Ciertamente, el éxito de la campaña electoral del PVV se debe a la atención prestada a la creciente desafección de los ciudadanos holandeses hacia la UE ya una exagerada amplificación de la crisis migratoria. Especialmente el último tema resulta ser electoralmente exitoso. Baste decir que durante el pico de los flujos migratorios hacia el continente europeo, que se produjo principalmente a mediados de 2015, la distancia entre Wilders y Rutte se había incrementado en unos buenos diez puntos, con el primero claramente por delante del segundo.

A pesar de la atención prestada a este fenómeno, en el último año los migrantes que solicitaron asilo en el país sumaron 33 mil, entre sirios, eritreos, afganos e iraquíes. Son cifras insignificantes, si se tiene en cuenta que un país como Suecia, con una población de nueve millones de habitantes -alrededor de la mitad de la de Holanda- recibió más de cien mil en el mismo lapso de tiempo.

Al vincular el problema de la migración con el terrorismo y el radicalismo islámico, Wilders no solo propone cerrar los centros de acogida de solicitantes de asilo, sino que realiza una campaña electoral marcadamente antiislámica (stop Islam), proponiendo deislamizar la sociedad cerrando mezquitas , prohibiendo la posesión del Corán -que se compara con el Mein Kampf de Hitler- e impidiendo que las mujeres musulmanas lleven velo.

3) Destellos de esperanza para los europeístas

Sin embargo, las posiciones ultranacionalistas sobre migración e integración social no casan bien con el apoyo incondicional del PVV al neoliberalismo económico. En este caso, el Partido hipotetiza la salida holandesa de la unión monetaria y cree que la UE debería limitarse a ser un gran mercado libre, argumentando la necesidad de que Holanda recupere la soberanía nacional en detrimento de Bruselas y de las instituciones no solo en el ámbito de las políticas nacionales pero también de las exteriores. Por ejemplo, Wilders argumenta que es necesario que Ámsterdam suspenda el régimen de sanciones vigente contra Moscú.

Sin embargo, los proeuropeos holandeses no tienen por qué desesperarse. De hecho, aunque el PVV se impusiera al VVD de Rutte, el partido de Geert Wilders lograría ocupar sólo 33 de los 150 escaños de la Segunda Cámara, lejos de los 76 necesarios para obtener una mayoría suficiente para gobernar.

Además, todos los partidos de la candidatura ya han declarado que no están dispuestos a formar ninguna alianza de gobierno con el PVV. Por el contrario, para contrarrestar el ascenso de Wilders, se podría formar una gran coalición de partidos, con el objetivo de obtener una mayoría en la Cámara.

En la era post-Brexit, las elecciones holandesas representarán solo una de las etapas de un desafío que probablemente continuará a lo largo de 2017. Después de Holanda, las elecciones presidenciales francesas podrían traer a Marine Le Pen, líder del partido euroescéptico Le Front National, a la votación final, mientras que en octubre, durante las elecciones federales en Alemania, el partido euroescéptico Alternativa para Alemania (AfD) podría rondar el 10%.

En este momento, mientras los países miembros de la UE celebrarán el 25 de marzo el 60 aniversario de la firma del Tratado de Roma, la propagación del sentimiento antieuropeo amplificado por la propaganda nacionalista de los partidos euroescépticos está socavando los valores fundamentales de la propia Unión .

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