Henry era hijo de dos misioneros presbiterianos, nació en China en 1898. En este país asistió a una escuela de inglés y dado su compromiso con los estudios, ganó una beca para la Escuela Hotckins en Connecticut, y así se mudó a Estados Unidos. Todos los años terminaba primero en su clase, tanto así que constantemente lo incluían en el cuadro de honor.
Más tarde fue a la Universidad de Yale donde se apoyó en sus estudios tratando de adaptarse a cada trabajo. Más tarde se convirtió en editor en jefe de la Últimas Noticias de Yale. Entonces decidió irse a Oxford para perfeccionar su pasión, y después de un año de estudio regresó a los Estados Unidos y recibió el puesto de periodista para el Últimas Noticias de Chicago y luego en Noticias de Baltimora.
En Baltimore trabó amistad con otro editor, Britton Hadden y con él planearon iniciar su propio proyecto editorial, lo que en 1923 se convertiría en la revista Time. Hizo de esta revista un ejemplo de una nueva forma de periodismo en un contexto comprensible para todos y pronto se convirtió en una empresa decididamente exitosa en el campo editorial, quizás la primera.
En 1930, en plena crisis económica, abrió Fortune y aun aquí logró marcar la diferencia, siempre añadía un aspecto apasionante, aventurero a los datos referentes a noticias mundiales con una pizca de astucia en la descripción de los hechos, en fin, todo para distraer de la monotonía de los números.
Seis años más tarde, en 1936, también puso en marcha la revista Vida introduciendo el reportaje fotográfico y esto le dio la oportunidad de ampliar el número de lectores.
En sus innumerables habilidades había también cierta pasión por el deporte, y convencido de que el deporte se convertiría en una industria en rápido desarrollo, dado que la sociedad estaba cada vez más orientada hacia el uso del tiempo libre, decidió abrir una nueva revista: Deportes Ilustrados. Esta vez, sin embargo, no fue tan fácil como sus predicciones, se necesitaron 10 años para concretarlo.
Luce era un hombre de unos seis pies de altura, musculoso, lleno de vida, y caminaba con paso de pato. Lo recordamos en la antigua sede de Time & Life, sentado en una gran mesa de trabajo llena de revistas, y después de fumar su primer cigarro, siempre sacaba una libreta grande y comenzaba a escribir preguntas o mensajes que luego repartía entre sus colaboradores.
No tenía aficiones, ni tantos vicios más que fumar como chimenea. A los 59 años, aconsejado por su médico, empezó a jugar al golf, pero su gran pasión era la lectura que le encantaba hacer en voz alta.
Pero lo que más se recuerda es que todos los años, sin el conocimiento de los editores, ocupaba el lugar de editor jefe de todas sus revistas, trastornando cualquier plan que se hubiera adoptado, no quería en absoluto que las publicaciones cayeran en formas estereotipadas. A menudo celebraba reuniones durante su almuerzo, donde emitía directivas editoriales, que siempre eran una novedad para quienes esperaban mucho más. De estas discusiones podría surgir un artículo de portada para Vida o una editorial para Equipos.
A Luce le encantaba redescubrir América, sus costumbres, sus costumbres, su gente. Amaba tanto a América que casi parecía un cariño que venía de lejos que casi se acerca a un fervor místico: "América nunca me ha defraudado", dijo un día.
Poco antes de cumplir los sesenta sufrió un infarto por lo que decidió retirarse a su casa de Phoenix, Arizona, aunque seguía enviando cada día una intensa correspondencia a sus colaboradores, donde, como antes, ciertamente no faltaban notas y sugerencias. Murió el 27 de febrero de 1967. Luce con su incesante curiosidad casi de peregrino, fue un hombre cuyo patriotismo nunca había sido obstáculo para una visión del mundo en peregrinación hacia un sistema basado en el orden y la justicia. Una vida de periodismo y peregrinaje con un propósito y logro especial.