Le Vacaciones de navidad a Nápoles son un auténtico derroche de sabores, donde los postres locales son los auténticos protagonistas de las mesas. La ciudad napolitana cuenta con una tradición repostera tan amplia e inimitable que se convierte en parte integral de la identidad de los napolitanos. Son mucho más que simples delicias, sino verdaderas obras de arte culinario que cuentan historias, leyendas y tradiciones milenarias transmitidas de generación en generación. Estas delicias no sólo satisfacen el paladar sino que representan un vínculo entre el pasado y el presente, entre las fiestas y la familia, ofreciendo una experiencia de degustación única.
Las recetas viajaron de convento en convento, pero a menudo encontramos distintos ingredientes uno tras otro: en primer plano el almendras, seguida de la “cucuzzata” (calabaza confitada), abundante formación de hielo de azúcar, napro de chocolate derretido, miel e grageas de azúcar. Otro elemento recurrente en los postres navideños napolitanos es pistou, una mezcla de especias (disponible en bolsitas o preparada de forma independiente) que incluye canela, clavo, pimienta, nuez moscada, anís estrellado y semillas de cilantro. Algunos preparan el pisto siguiendo fielmente esta combinación, mientras que otros lo personalizan según los gustos de los clientes y familiares. Del Amor Divino a Zeppole aquí están los 10 postres napolitanos para disfrutar durante esta Navidad 2023.
Amor Divino: un canto a la dulzura
los dulces de Amor divino, elaborados con una mezcla de huevos, azúcar, agua y almendras, se transforman en auténticas obras de arte con el añadido de fruta confitada, vainilla y ralladura de limón. Recubierto con barquillos, mermelada de albaricoque y glaseado rosa, la combinación de estos ingredientes confiere al postre una consistencia suave, con una agradable nota crujiente aportada por el glaseado y un dulzor envolvente procedente de la mermelada y la fruta confitada. Toman su nombre del Convento del Divino Amor cerca de Spaccanapoli. Su antiguo origen se remonta al siglo XIII, atribuido a las monjas del convento en honor de Beatriz de Provenza, madre del rey de Nápoles Carlos II de Anjou. Deleitarse con este postre significa sumergirse en una historia de amor y devoción que sigue viva a través del arte de la pastelería napolitana.
Mustacciuoli: el encanto del bigote del siglo XIX
A diferencia de otros mostaccioli italianos, yo mustacciuoli Las napolitanas se preparan con harina, agua, azúcar granulada, miel, almendras, cacao amargo, piel de naranja rallada, canela, nuez moscada y clavo. Cubiertos de chocolate negro, su nombre deriva del espeso bigote del siglo XIX, aunque en la receta más antigua se utilizaba mosto de uva (de donde toma su nombre).
Algunas versiones pueden incluir mermelada, fruta confitada o vino tinto en la masa. Las variantes también pueden diferir en forma y tamaño (normalmente tienen forma rectangular u ovalada).
Pasta Reale: la elegancia de las almendras
Pastas de almendras, también conocidas como Pasta Real, son dulces típicos también muy extendidos en Sicilia. Elaborado con almendras, zumo de limón, canela, barquillos, huevos y bicarbonato, su leyenda está ligada a un rico buffet presentado a Fernando IV de Nápoles en el Convento de San Gregorio Armeno, que reveló el verdadero carácter dulce de los platos preparados por las monjas. .
A la masa se le dan diversas formas: tradicionalmente se encuentran discos, figuras geométricas o incluso frutos pequeños. Después de darle forma, la Pasta Reale se cuece en el horno hasta que esté delicadamente dorada. Una vez cocido se suele cubrir con azúcar glas, dándole un toque final de dulzura y presentación refinada.
A lo largo de los años, Pasta Reale ha sufrido variaciones y adaptaciones basadas en tradiciones familiares y regionales. Alguien versiones incluyen rellenos de mermelada de frutas o glaseado, mientras que otros mantienen la sencillez de la receta original. Suele ofrecerse como regalo durante las fiestas navideñas, bodas u otras ocasiones especiales, simbolizando la atención y el amor dedicado a la preparación de postres artesanales.
Roccocò: una delicia desde 1320
donas roccoco se preparan con harina, agua, azúcar, bicarbonato de amonio, almendras tostadas, huevo, cáscaras de naranja y pisto aromático. Su forma circular está ligada a la idea de eternidad y continuidad, mientras que el aroma especiado evoca el ambiente cálido y envolvente de las celebraciones navideñas. Estos dulces tienen orígenes antiguos, fueron creados en 1320 por las hábiles monjas de Real Convento de la Magdalena, quienes eran maestros en la preparación de delicias de repostería. El término "rococó" deriva del francés y está asociado a elementos decorativos en forma de roca o concha, lo que influyó en el término "rococó" en el siglo XVIII.
A pesar de la receta clásica ha resistido la prueba del tiempo, muchas pastelerías napolitanas se han adaptado y ofrecen variaciones creativas del Roccocò. Algunas versiones pueden incluir frutos secos o chocolate, sin perder la conexión con las raíces tradicionales. Estas reinterpretaciones demuestran cómo la tradición puede florecer a través de la innovación.
Raffiuoli: cuerdas de dulzura
I Raffiuoli, deliciosos postres a base de bizcocho, se cubren con mermelada de albaricoque y azúcar glas. Preparados con huevos, azúcar, jugo de limón, amoniaco de calidad alimentaria y vainilla, adquieren forma ovalada una vez horneados. La versión "cassata" los hace aún más irresistibles, con un corazón relleno de crema de ricotta, chocolate, azúcar, fruta confitada, canela, marrasquino y vainilla. Su origen se remonta al siglo XVIII, gracias a las monjas benedictinas del monasterio de San Gregorio Armeno, inspirado en los raviolis del norte de Italia. De hecho, el término “Raffiuoli” deriva de “raffioli”, antiguamente conocido como ravioli, en referencia a la forma y plegado de las cuerdas de pasta. La receta se ha transmitido de generación en generación, convirtiéndose en una auténtica expresión de la maestría pastelera napolitana.
Struffoli: bolitas de felicidad
Los struffoli, quizás el más famoso de los postres navideños napolitanos, son bolas de masa fritas bañadas en miel caliente y enriquecidas con frutas confitadas (cidra, naranja y calabaza) y chispas de colores llamadas "diavolilli". Su forma redonda simboliza la eternidad y la unidad familiar, reflejando los profundos valores de las fiestas. Originalmente un pobre dulce, su historia está entrelazada con orígenes griegos o de Oriente Medio. Antiguamente preparado en los conventos napolitanos y ofrecido como regalo de Navidad a las familias nobles, su tradición está asociada al Niño Jesús, definido como la "roca que da miel".
Además de la versión clásica, los Struffoli han sido sometidos a variazioni creativo a lo largo del tiempo. Algunas variaciones pueden incluir añadidos como frutos secos o glaseado de chocolate, lo que demuestra cómo la tradición puede evolucionar sin perder su esencia.
Susamielli: la tradicional forma de “S”
I susamielli, que se distinguen por su forma de "S", se obtienen a partir de una mezcla de harina, miel y azúcar, enriquecida con almendras, canela, clavo, nuez moscada, vainilla y fruta confitada. Inicialmente la especialidad de las Clarisas de Convento de Santa María della Sapienza, cuyos orígenes se remontan al siglo XV, existían tres variantes: los "susamielli dello zampognaro" elaborados con harina cruda e ingredientes reciclados, los "susamielli del Buon viaggio" destinados a los clérigos y rellenos de cerezas negras y los "susamielli nobili" nos llegó una versión más refinada.
A lo largo de los siglos, los Susamielli han sufrido variazioni y reinterpretaciones. Además de la versión clásica, hoy es posible encontrar variaciones con la adición de distintos aromas, frutos secos o glaseado de chocolate, demostrando cómo la tradición puede evolucionar sin perder su esencia.
Sapienze: similar a Susamielli pero diferente
Los dulces Sabiduría, muy similares a Susamielli, también se preparan en Convento de Santa María della Sapienza. Su única diferencia radica en la forma elíptica y, en ocasiones, en las almendras que adornan la superficie. La forma elíptica no es casual; simboliza la elipse celestial, un recordatorio de la esfera espiritual y la devoción. La tradición religiosa de las monjas del convento se entrelaza con la creación de estos postres, que pronto se convirtieron en una especialidad muy querida.
Además de la versión clásica, existen. variantes de Sabiduría que enriquecen aún más la experiencia de degustación. Algunas recetas incluyen la adición de frutos secos o un glaseado ligero.
Zeppole navideño: una alternativa festiva
A diferencia del famoso Zeppole di San Giuseppe, el Zeppole navideño napolitano son similares a los struffoli del centro de Italia. Se preparan con una mezcla de harina, patatas, levadura, huevos, mantequilla, azúcar y ralladura de limón, se fríen y luego se espolvorean con azúcar, vainillina y canela.
Este manjar suele prepararse en familia, creando un momento de intercambio y conexión durante las fiestas.
Zeppole navideño al estilo sorrentino: la delicia de la costa
Típico de la costa de Sorrento, el Zeppole navideño al estilo de Sorrento Son rosquillas fritas elaboradas con una masa a base de harina, agua, leche y anís. Condimentados con miel, diavulilli y piel de naranja, traen consigo el sabor característico de la región. Antiguamente, los vendedores ambulantes preparaban y servían estos donuts en manteca para deleitar a la gente en la calle, cubriéndolos con miel. Esta interpretación local añade un toque de frescura y color a la tradición.