Hasta el ojo quiere su parte. El futbolista más rico del mundo no es el mejor (Messi), ni el más exitoso (a ojo, cualquiera de los internacionales españoles del Barcelona), sino el más icónico y probablemente el más bello.
Obviamente estamos hablando de David Beckham, ese mismo Beckham que se había perdido hace años en los vaivenes relativamente lujosos -y relativamente competitivos- del campeonato estadounidense, para reaparecer ocasionalmente en Europa en enero -el tiempo justo para un puñado de partidos muy decentes con el Milan durante el parón de la MLS- y que ahora está casado con el París Saint Germain de los jeques.
Un futbolista que, por bueno que sea, más que un campeón (que nunca lo fue) siempre ha sido una marca, una formidable máquina de marketing, capaz de producir -pro domo sua- una ganancia de 36 millones de euros en el último año, 33 de ellos en comerciales, incluso ahora que su carrera está llegando a su fin.
A partir del segundo puesto, sin embargo, el ranking vuelve al orden natural de las cosas: detrás del Spice boy, de hecho, encontramos a Lionel Messi (35 millones) y Cristiano Ronaldo (30 millones), seguidos a su vez por otro casi ex como Eto. 'o, que eligió el exilio dorado en el Anzhi, y por la joven estrella Neymar, que pese a no haber pisado nunca, futbolísticamente hablando, de este lado del océano, ya gana 20 millones de euros al año, entre sueldos y patrocinadores.
Il el primero entre los italianos es en cambio Gianluigi Buffon, que ocupa el puesto 18 del ranking Scrooge con tan solo, por así decirlo, 12,4 millones de euros.
Entre las guías técnicas, y quizás no podría ser de otra manera, el Special One Josè Mourinho, con 14 millones, en un ranking, sin embargo, dominado por los italianos -hay 6 entre los 12 primeros- testimoniando, quizás, que la escuela local todavía cuenta para algo.
De hecho, completan el podio Carlo Ancelotti (12 millones) y el exseleccionador nacional Marcello Lippi (11 millones), ahora entrenador del Guangzhou de China. Los otros italianos entre los nababs de los banquillos son, por orden, Fabio Capello, Roberto Mancini, Roberto Di Matteo -uno de los dos jugadores de lujo en paro de la clasificación, junto al exjugador del Liverpool Kenny Dalglish- y Luciano Spalletti.