El segundo capítulo del ciclo dedicado a la presencia del vidrio de Murano en la Bienal examina los años de 1932 a 1942, cuando los hornos colaboraron con artistas y diseñadores como Carlo Scarpa, Flavio Poli y Dino Martens para presentar su mejor producción.
La exposición continúa el recorrido iniciado en 2024 dedicado a la presencia del vidrio de Murano en la prestigiosa exposición veneciana, examinando los años de 1932 a 1942, que corresponden respectivamente a la inauguración del pabellón de Venecia y a la última edición de la Bienal antes de la interrupción debida a la Segunda Guerra Mundial.
El cristal de Murano en la Bienal desde 1932
Desde 1932, el vidrio de Murano está presente en la Bienal en un espacio dedicado construido específicamente para albergar las artes decorativas gracias a la sinergia entre la organización de la Bienal y el Istituto Veneto per il Lavoro. De esta manera, se reconoció oficialmente el valor y la calidad de las llamadas artes menores y, con motivo de la exposición, fueron seleccionadas para ser mostradas al público general. Son años de gran creatividad y experimentación con materiales y colores, tanto a través de la revisión de técnicas antiguas como del desarrollo de nuevos procesos. Inicialmente se proponía sobre todo vidrio soplado, ligero y transparente, acompañado de vidrio opaco de colores intensos, mientras que a partir de mediados de los años XNUMX empezaron a ganar popularidad los vidrios pesados y gruesos, en muchos casos embellecidos con burbujas, matices delicados o aplicaciones de pan de oro. Gracias también a la constante renovación de este evento, los hornos de Murano han tenido la oportunidad de presentarse cada vez con la mejor producción, sabiendo captar los estímulos que la Bienal les ofrecía. De hecho, la cita veneciana, gracias a sus actividades internacionales, fue un escaparate privilegiado para los hornos y una fructífera oportunidad de comparación.

Los hornos: Venini, Barovier, Seguso Ferro, Seguso Vetri d'Arte y más
Entre los hornos destacó en particular el Venini, que contó con la colaboración de Carlo Scarpa, mientras que el Barovier Seguso Ferro, más tarde Seguso Vetri d'Arte, contó con la presencia de Flavio Poli; El pintor Dino Martens, por su parte, colaboró primero con Salviati & C. y Successori Andrea Rioda y luego con Aureliano Toso. Salviati & C. recurrió al pintor Mario De Luigi que firmaba sus obras con el seudónimo Guido Bin. A Ercole Barovier se deben las numerosas series propuestas por la histórica cristalería Barovier, que en 1936 se transformó en Ferro Toso-Barovier y en 1939 en Barovier Toso & C. Entre los hornos y empresas que en aquellos años demostraron las extraordinarias posibilidades del cristal de Murano, recordamos también a Zecchin Martinuzzi, AVEM, Cirillo Maschio, Moretti Ulderico & C., SAIAR Ferro Toso, Fratelli Toso, VAMSA y SALIR, que propusieron vidrios grabados basándose principalmente en diseños de Franz Pelzel. La exposición 1932-1942 El vidrio de Murano y la Bienal de Venecia está acompañada por un catálogo, realizado por Marino Barovier y Carla Sonego, fruto de una cuidadosa investigación bibliográfica y de una profunda investigación documental en el Archivo Histórico de Arte Contemporáneo (ASAC) de la Bienal y en archivos públicos y privados, que ilustra con fotografías de época, dibujos y material documental lo que se expuso en la Bienal en ese período.