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Europa y la paradoja de los seis meses de presidencia de Grecia

Por quinta vez le toca a Grecia asumir la presidencia semestral de la Unión Europea: es un signo de los tiempos en los que Atenas fue primero la causa y luego la víctima de la crisis y de una ciega política de austeridad. Crecer, pero no solo será el objetivo de una presidencia marcada por la sobriedad – La novedad es la atención a la seguridad fronteriza

Europa y la paradoja de los seis meses de presidencia de Grecia

En un momento en que Grecia asume, por quinta vez en su historia europea reciente, la presidencia semestral del Consejo de la UE, algunos pueden encontrar paradójico confiar esta responsabilidad al estado miembro de la Unión Europea más devastado económicamente. Un país cuya salida (si no la expulsión) de la Eurozona fue defendida por algunos líderes nacionales europeos autorizados hace no más de un par de años.

“¿Es aceptable –alguien podría preguntarse– que a un Estado miembro bajo la supervisión de un grupo de trabajo de consultores asignados por la troika (Unión Europea – Banco Central Europeo – Fondo Monetario Internacional) se le encomiende la tarea de orientar durante seis meses ¿en qué medida se puede considerar el gobierno de la UE?”.

Cada uno es libre de dar la respuesta que considere más correcta. Pero teniendo en cuenta lo que anticipó el viceministro de Asuntos Exteriores griego, Dimitris Kourkolas, hace menos de un mes en Bruselas, hasta ahora se sabe muy poco fuera de las fronteras nacionales. “El hecho de que el país del epicentro de la crisis económico-financiera asuma la presidencia de la UE -dijo- es la confirmación de la igualdad institucional entre los estados miembros, que es uno de los principios más importantes de la Unión Europea” . Una respuesta "principiante" a la que no es fácil responder si no se quiere ahogar en la más siniestra indiferencia tan de moda estos días. Y eso podría complementarse con la observación de que incluso Irlanda, cuando asumió la presidencia rotatoria para el primer semestre de 2013, aún no estaba fuera del programa de asistencia financiera UE-FMI (del que salió recién a mediados de diciembre).

Por otro lado, Grecia, que también tiene sus responsabilidades (en tiempos relativamente recientes sus líderes han admitido haber "amañado" las cuentas para unirse al euro), puede ser considerada la víctima que sufrió las heridas más graves infligidas por una política de austeridad. eso es correcto en principio, sí, pero a menudo se aplica de acuerdo con rígidos esquemas ideológicos. Una política que no sólo la realidad de los hechos, sino también un reciente replanteamiento del Fondo Monetario (y otros), ha demostrado ser insuficiente para reactivar economías nacionales sacudidas por ondas de choque originadas al otro lado del Atlántico.

Y en todo caso, conviene recordar que la asignación de la presidencia rotatoria a Grecia para el primer semestre de 2014 fue establecida por el Consejo Europeo de 2007, a raíz de la gran ampliación que abrió las puertas de la Unión a ocho Centros y estados de Europa del Este ya dos pequeños países mediterráneos (Chipre y Malta). Pero antes del estallido del escándalo de las "subprime" estadounidenses, nació la chispa de la que nació el fuego que engulló el equilibrio financiero de todo el mundo.

Sea como fuere, la presidencia griega no será la copia certificada de las dos anteriores (Irlanda y Lituania), aunque los tres países miembros en cuestión formen un "trío" (invención de Bruselas que pretende dar continuidad a la aplicación de políticas europeas) que debería involucrar a los tres al menos en las opciones que tienen mayor impacto en todos los ciudadanos europeos.

No lo será, ya que las elecciones para el nuevo Parlamento Europeo se celebrarán poco antes de que finalice el semestre (22-25 de mayo); y es comprensible que los eurodiputados que vuelvan a presentar su candidatura estén más comprometidos en sus respectivos distritos electorales de origen que en la sala plenaria de Estrasburgo y en las de las comisiones parlamentarias de Bruselas.

No será porque objetivamente Grecia tenga poco dinero para cumplir con este compromiso. “Será una presidencia marcada por la austeridad, es decir, la rentabilidad –adelantó la mano el viceministro Kourkolas– por razones sustanciales y simbólicas. Poca gente, sólo nueve contrataciones de fuera, muchas adscripciones del Ministerio de Asuntos Exteriores, todas las reuniones en Atenas siempre en el mismo edificio”.

No lo será porque, a pesar de lo que ha dicho el primer ministro Antonis Samaras (“Mantendremos el mismo ritmo operativo que la presidencia lituana”), es de suponer que, no tanto en referencia al ritmo de trabajo sino a los contenidos del programa, los objetivos de Grecia son diferentes a los de Irlanda y especialmente a los de Lituania. Basta con escuchar lo que dijo Samaras en su primera rueda de prensa en Bruselas.

“Tenemos la intención de promover aún más el crecimiento económico, el empleo y la cohesión; la mayor integración de la UE, y en particular de la unión monetaria”, anunció en aquella ocasión el primer ministro griego, hasta ahora en línea con los objetivos de las anteriores presidencias semestrales. Sin embargo, suponiendo -esta es la novedad- que "los problemas de seguridad en nuestras fronteras exteriores nos obligan a abordar cuestiones relativas a la inmigración que deben resolverse de forma global (léase: a nivel europeo - ed.) tanto para los solicitantes de asilo como para los ilegales migrantes".

Todavía en el tema de la inmigración y la seguridad fronteriza, el jefe del gobierno griego también enumeró cuatro objetivos. El primero es el bloqueo, o al menos una reducción efectiva, de los flujos migratorios descontrolados hacia la Unión Europea, salvaguardando el respeto a los derechos humanos y fortaleciendo la lucha contra las organizaciones criminales que gestionan el tráfico de seres humanos. El segundo es una mejor coordinación de las políticas que rigen la inmigración legal. Entonces hay una coordinación más efectiva de las políticas de retorno para los inmigrantes ilegales. Y, por último, Grecia luchará por fortalecer las sinergias entre las políticas de inmigración y las políticas de crecimiento económico para atraer trabajadores "educados y talentosos".

En el marco de esta estrategia de la presidencia griega está la intención de relanzar la política marítima europea fijando sus directrices en una propuesta, que se lanzará en el Consejo Europeo de junio, que, según Samaris, "debería aunar los temas de seguridad , crecimiento y 'poder'. Estos son temas, dice el primer ministro griego, "en los que he acordado con Enrico Letta trabajar en estrecha colaboración, también teniendo en cuenta que en seis meses la presidencia rotatoria será el turno de Italia".

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