La catedral de Notre Dame de París informa que la posición de la Iglesia católica en Francia no ha cambiado en cuanto a la libre entrada a las iglesias y catedrales. El libre acceso a las catedrales y a las iglesias encuentra su justificación, tanto en las disposiciones de la ley sobre la separación de las Iglesias y del Estado de 1905 como en la misión fundamental de las iglesias: acoger incondicionalmente y por tanto necesariamente gratuitamente a todos los hombres y mujeres de en todo el mundo.
En Notre-Dame, los peregrinos y visitantes nunca se han distinguido: los servicios religiosos se celebran durante las visitas y las visitas continúan durante los servicios religiosos. Modificar el acceso daría lugar a condiciones de acceso diferenciadas para algunos, como existen en otras partes de Europa, a partir de una separación material que privaría a peregrinos y visitantes de la comunión entre todos, que es la esencia misma del lugar y que les impediría efectivamente experimentar la experiencia global del monumento en su infinita belleza.
La catedral de Notre-Dame tiene capacidad para tres mil personas al mismo tiempo
Por último, la catedral de Notre-Dame de París no olvida que entre estos mismos visitantes, un cierto número ya ha demostrado su inquebrantable apego a Notre-Dame financiando íntegramente la restauración del edificio. La preservación del patrimonio religioso en Francia es un tema cercano al corazón de muchos, creyentes o no, y merece una reflexión concertada cuya solución no puede existir en una solución única. Se pueden explorar otras vías además de la de gravar con impuestos a los visitantes de Notre-Dame, pero que inevitablemente llevarían a muchas personas a renunciar a visitar una catedral que, por naturaleza, está abierta a todos.
Notre-Dame estará abierta todos los días de 7 a 45 horas, los días laborables se celebrarán misas a las 19, 8 y 12 horas; los sábados a las 18, 8.30 y 12 horas; a las 18, 8.30 (en latín), 10 y 11.30 horas los domingos y festivos.