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El Greco en el Palacio Real de Milán. Obras entre el manierismo y el renacimiento veneciano

En Milán el pintor Doménikos Theotokópoulos, universalmente conocido como El Greco (Creta, 1541 – Toledo, 1614) visita los espacios del Piano Nobile del Palacio Real hasta el 11 de febrero de 2024

El Greco en el Palacio Real de Milán. Obras entre el manierismo y el renacimiento veneciano

La exposición milanesa EL GRECO regalos Obras 41 con un itinerario expositivo dividido en secciones destinadas a mantener viva la relación del artista con los lugares en los que vivió y al mismo tiempo ofrecer inmediatamente al visitante una reconstrucción histórico-biográfica precisa.

La exposición destaca la influencia de grandes artistas italianos

Dentro de los cuales Miguel Ángel, Parmigianino, Correggio, Tiziano, Tintoretto, los Bassanos –elegido como modelo y cuyas enseñanzas El Greco nunca abandonó– tuvo en su práctica artística y en particular en su versión del manierismo. La exposición aborda también la temática del cambio de escala respecto a lo que El Greco pintó en suelo italiano, en su mayoría obras de pequeño formato como el Tríptico de Módena o la Adoración de los Reyes Magos del Museo Lázaro Galdiano de Madrid. Un sorprendente cambio de escala, visible en composiciones como la versión de El Expolio de la Iglesia de Santa Leocadia de Toledo o El Bautismo de Cristo de la Fundación Ducal de Medinaceli. Finalmente, el regreso a la concepción frontal y directa propia de los iconos bizantinos.

La exposición se compone de 5 momentos fundamentales, diseñados como áreas temáticas

La primera sección, titulado El cruce, trata de los inicios del pintor en el círculo de la producción de iconos cretenses y su posterior aprendizaje en Venecia y luego en Roma. Una etapa decisiva en la que se convierte definitivamente en un pintor latino, abandonando el "estilo griego" propio de los madonnari.
El segundo, Diálogos con Italia, expone una serie de obras creadas por El Greco bajo la influencia directa de los pintores italianos a los que admiraba por el uso del color y la luz, como ocurrió con Tiziano y los Bassano, o por el dominio de la figura en el caso de Miguel Ángel.
en el tercero, Pintura de santidad, la exposición profundiza en la primera fase de la obra de El Greco en Toledo como pintor de escenas religiosas y cuadros devocionales.
La cuarta sección, El icono, otra vez, ilustra cómo el artista vuelve, en la última fase de su existencia, a referirse al sistema compositivo de los iconos de su Creta natal.
La exposición concluye con una sección en la que se rinde homenaje a la única obra mitológica creada por El Greco, El Greco nel Labirinto, una obra maestra tardía y brillante, llena de mensajes que aún hoy siguen sin interpretarse del todo.

Préstamos para la exposición.


Para este proyecto expositivo, los principales museos han concedido el préstamo de auténticas obras maestras, entre ellas el famoso San Martín y el mendigo Laocoonte de la National Gallery de Washington, el Retrato de Jerónimo De Cevallos del Museo del Prado, las dos Anunciaciones del Museo Thyssen... Bornemisza, San Juan y San Francisco de la Galería Uffizi. La exposición cuenta también con la presencia de obras extraordinarias de instituciones eclesiásticas que llegan por primera vez a Italia, como el Martirio de San Sebastián de la Catedral de Palencia, la Expulsión de los Mercaderes del Templo de la Iglesia de San Ginés de Madrid y la Coronación de la Virgen de Illescas.

La exposición EL GRECO, promovida por el Ayuntamiento de Cultura de Milán y producida por el Palazzo Reale y MondoMostre, con el patrocinio de la Embajada de España en Italia, está comisariada por Juan Antonio García Castro, Palma Martínez Burgos García y Thomas Clement Salomon, con la coordinación Científico de Mila Ortiz.

Biografía de EL GRECO


Doménikos Theotokópoulos, conocido como El Greco, nació en Candia, en la isla de Creta, en 1541 y murió en Toledo en 1614. En 1567, desde su Creta natal, pasó a Venecia para convertirse en pintor occidental, dejando atrás las características de iconos. En Venecia y luego en Roma, en el exquisito ambiente de la familia Farnesio, donde adquirió conocimientos de la estatuaria antigua, se produjo su primera transformación, convirtiéndose en pintor "a la manera latina", estilo caracterizado por el uso del color y la mancha. como base de la pintura. Sin embargo, en el complejo entorno artístico italiano, no encuentra mecenas y decide probar suerte en España. Llegó a Toledo en julio de 1577, con 41 años, con la esperanza de obtener un encargo del rey Felipe II y ser nombrado pintor de la catedral de Toledo. No logró realizar ninguno de sus sueños. Su carácter difícil y la originalidad artística de sus composiciones e iconografía sorprendieron a todos, al igual que sus altísimos precios para el mercado castellano. Pese a ello, Toledo le proporcionó un ambiente de amigos y fieles clientes donde tuvo grandes encargos como el del Entierro del Señor de Orgaz, la capilla de San José o el santuario de Nuestra Señora de la Caridad en Illescas. Paralelamente creó un taller, a la manera de los talleres venecianos, donde se crearon algunas versiones de sus obras más cotizadas, como las de San Francisco o las de María Magdalena llorando. Lejos de modas y corrientes, en Toledo encontró la calma necesaria para seguir investigando en un lenguaje cada vez más personal, abstracto y extravagante, que se deja ver en obras como El Laocoonte. A su muerte el 7 de abril de 1614 dejó un vasto inventario que conocemos a través de su hijo Jorge Manuel Theotocopoulos.

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