El caos continúa en Egipto: la renuncia del presidente Mohamed Morsi al muy discutido decreto que le otorgaba poderes casi ilimitados no fue suficiente para apaciguar las protestas. De hecho, el Primer Ministro ha decidido para dar al ejército poderes de policía (incluida la posibilidad de realizar detenciones), según un decreto que publicará mañana el Boletín Oficial, pero que el primer ministro ha querido adelantar ya hoy, de cara a las manifestaciones opositoras previstas para mañana.
“Las Fuerzas Armadas”, según el decreto, “deben apoyar al servicio policial en plena cooperación, a fin de salvaguardar la seguridad y proteger las instituciones vitales del Estado por un período temporal, hasta el anuncio de los resultados del referéndum constitucional".
Un referéndum constitucional que encuentra cada vez más obstáculos en su difícil camino hacia la realización, con duras protestas de la oposición, que ha boicoteado los trabajos de la Asamblea Constituyente, dominada por los Hermanos Musulmanes y los salafistas.
La jugada del líder islamista parece destinada a echar leña al fuego del diferendo, agudizando el clima de tensión en el país por la implicación de los militares, una de las realidades más fuertes e influyentes de Egipto, que hasta ahora había intentado mantenerse disputa neutral entre las dos facciones en guerra.