¿Quién hubiera pensado que el ex primer ministro y ex presidente del BCE, Mario Draghi, lanzaron anatemas contra Donald Trump, reelegido presidente de Estados Unidos por aclamación popular, habían tomado luciérnagas por faroles. Draghi se inspira en grandes ideales pero también tiene buenas dosis de realismo. Y ante los riesgos que supone el nuevo presidencia de Trump puede conducir a laEuropa (¡¡¡Los aranceles amenazados por los EE.UU. podrían costar hasta 7 mil millones a Italia!!!) indicaron el camino más inteligente: tratar. Pero -aquí está el punto- tratar con Trump todos juntos y no sin ningún orden particular porque si cada Estado europeo negocia solo tiene muy poco poder de negociación. La nueva administración estadounidense, afirma Draghi, traerá "grandes diferencias en las relaciones transatlánticas, pero no todas serán necesariamente negativas". La imprevisibilidad de Trump es un escollo, pero puede jugar de una forma u otra y en ninguna parte está escrito que Trump 2 sea peor que Trump 1. Mucho dependerá también de la actitud de Europa, de la urgencia de que la UE despierte y comprenda el significado trascendental. de los retos y aprender a afrontarlos de forma concreta y pragmatismo. “Dejen de posponer decisiones”. Pero más allá del método de negociación, hay un mensaje inequívoco que surge de las palabras pronunciadas anteayer por Draghi en la cumbre de Budapest: estamos al borde del abismo y no hay más tiempo que perder para llevar a cabo las reformas de las que depende la supervivencia misma de Europa. Es la última oportunidad de moverse. Si no es ahora, ¿cuándo?
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Draghi despierta una vez más a Europa: "Necesitamos negociar con Trump, pero todos juntos y no sin ningún orden en particular".
Una buena llamada de atención y otra lección de realismo de Mario Draghi a Europa: con Trump no hay anatemas pero debemos lidiar todos juntos