Han pasado 75 años, tres cuartos de siglo, desde aquel 5 de enero de 1944, cuando las SS del general Zimmermann intervinieron brutalmente, en este lugar, como Franco Tosi aquí en Legnano para "resolver" - a su estilo - una situación de conflicto de trabajo, lo que era básicamente un verdadero conflicto sindical, en el sentido más genuino de la palabra: hacía meses que los trabajadores se agitaban para obtener mejoras razonables en unas condiciones de trabajo que se habían vuelto intolerables.
Aquella mañana del 5 de enero de 1944
La huelga continuó. Teodoro Sant'Ambrogio nos dijo que las negociaciones con la dirección habían obtenido mejoras tanto en términos económicos como para el comedor de la empresa, que antes disponía de "minestra e plato", es decir, un segundo plato, para los empleados y para los trabajadores, que hacían un trabajo decididamente más pesado y energéticamente más caro, la única "sopa". Los trabajadores estaban reunidos en el patio esperando la noticia que pusiera fin a la huelga.
Aquel 5 de enero, las SS, convocadas por los fascistas, les dieron la respuesta, primero amenazando con ametralladoras, luego deteniendo a unos sesenta trabajadores, naturalmente escogidos entre los más activos del sindicato y sospechosos de antifascismo. De estos, que habían sido llevados a San Vittore, nueve fueron llevados y deportados al notorio campo de concentración austriaco de Mauthausen. Solo dos de ellos sobrevivieron (uno murió por suicidio dos años después de regresar).
Los hechos son bien conocidos, y cada año los recordamos, así como los de Legnano y los dioses. metalúrgicos, de todos nuestros conciudadanos. No sólo para rendir homenaje a estos mártires, sino despertar y alertar la conciencia de todos.
Hoy nuestro recuerdo de los trabajadores deportados por los nazis, instigados por nuestros propios fascistas, sólo puede despertar en nosotros una fuerte alarma al observar el descarado, provocativo y florido agresivo de grupos, iniciativas, microculturas que no tienen reparos en referirse explícitamente al fascismo. Y aunque no esté explícitamente ligado a ese mundo subversivo –e tal vez en palabras que se oponen a él – los comportamientos, las palabras, los movimientos que evocan los pasos iniciales de ese movimiento dominan el escenario de nuestro país.
Es es inaceptable que figuras institucionales de nuestro país no solo no se distancien de estos movimientos, sino que cortejen su labor de instigación con fines electorales al miedo que se convierte en odio al otro y la legitimación de aspectos individuales de la dictadura nazi-fascista recordada con gran confusión cognitiva. La tolerancia que se practica no solo en los estadios hacia quienes ensalzan el racismo y el fascismo es grave, es grave si es mimada y legitimada por irresponsables exponentes políticos.
Nada más ajeno que nuestra cultura sindical y nuestra práctica alimentada por una visión solidaria, abierta e igualitaria. Alérgico a cada pretensión dominante de "nosotros primero", alimentada por la ilusión de salvaguardar nuestros intereses y tradiciones con la construcción de terraplenes armados contra supuestas invasiones. Para esto en todo el mundo, Europa es en el punto de mira, porque era la única barrera al obtuso egoísmo de todos los nacionalismos, que siempre ha estado en el origen de las guerras.
Estaríamos haciendo una injusticia a la memoria de nuestros mártires -y dañando nuestro futuro social y político- si subestimamos la flagrante desmantelamiento de la piedra angular de nuestra democracia delegado (no directo, fíjate), que es la construcción paciente pero clara y transparente de la representación y –a través de ella– de una máquina de gobierno eficiente. Al igual que sindicato de trabajadores nos interesa ferozmente la reconquista (sí, porque en los últimos tiempos hemos perdido algo)... nos interesa absolutamente la reconquista de un democracia participativa y efectiva, que garantiza nuestro papel en la defensa de los intereses de nuestros representantes y fortalecer el tejido solidario de nuestra comunidad. Amos Oz, recientemente fallecido, dijo: “En mi mundo, la palabra compromiso es sinónimo de vida. Y donde hay vida hay compromisos. Lo opuesto al compromiso no es la integridad ni el idealismo ni la determinación o la devoción. Lo opuesto al compromiso es el fanatismo, es la muerte”.
Por eso hoy se ridiculiza la democracia representativainvocar la legitimidad popular hecha de sólo rencor para desquiciarla en los cimientos. Esto es exactamente por lo que tenemos que detener y combatir el camino de decadencia de la cohesión social y unitaria del país que está tomando nuestro país.
Finalmente, espero que me disculpe si dejo por un momento la conmemoración, pero aprovecho para recordarles a todos que en las últimas semanas se ha estado dando una negociación "crucial" entre los propietarios y el comisario extraordinario, para la definición final. de la adquisición de las áreas de la planta y por ende, del mantenimiento en el sitio histórico del TOSI.
Actualmente los trabajadores están afiliados a un Fondo de Cesantía Ordinario, pero si la negociación de la planta cierra positivamente y las inversiones para el relanzamiento de la producción también comienzan rápidamente. Queremos volver todos los años, para esta conmemoración, con la fábrica abierta, quizás sea la mejor forma de recordarlo y de haber ganado el trabajo y la dignidad que trae. TOSI, también por el valor histórico que representa, debe ser defendido y salvaguardado.