Egipto vivió ayer una nueva escalada de violencia, con un recrudecimiento de los enfrentamientos entre partidarios y opositores del derrocado presidente Mohamed Morsi.
Los incidentes más sangrientos tuvieron lugar en la mañana, frente a la Universidad de El Cairo, durante los cuales 9 personas perdieron la vida. Luego continuaron durante todo el día, elevando el número de muertos a 13 después de 24 horas.
En este clima llega la advertencia de un portavoz del presidente interino, Ahmed al Maslamani, quien afirma: “Egipto no será una segunda Siria y cualquiera que crea en esta solución es un traidor”.
La advertencia está claramente dirigida a los Hermanos Musulmanes que cuentan con la movilización de la población para descarrilar los intentos de restablecer el orden por parte de las "nuevas" autoridades de El Cairo.
Mientras tanto, el germen de la protesta también se extiende a Bulgaria, escenario esta noche de un asedio al Parlamento por parte de 2000 manifestantes que se congregaron para protestar contra el Gobierno y la "oligarquía" en el poder en el país.
En total, 109 personas fueron bloqueadas dentro del edificio de la Asamblea: una treintena de diputados, los ministros de Economía Dragomir Stoinev, de Finanzas Petar Tchobanov y de Trabajo Hassan Ademov, algunos periodistas y miembros del personal del Parlamento.
En los inevitables enfrentamientos, al menos 9 personas, incluidos dos oficiales, resultaron heridas según fuentes sanitarias locales.
Este es el último episodio de una protesta de 40 días. En febrero, el gobierno del primer ministro derechista Boiko Borisov cayó tras continuas manifestaciones callejeras contra las medidas de austeridad. La grave crisis política aún persiste.