Al final acertaron: las semifinales mundiales, previstas para el martes y el miércoles, serán un doble derby entre los dos gigantes de la ropa deportiva. Nike –facturación de 20 millones de euros– aparecerá en las camisetas de Brasil y Holanda, Adidas –facturación de 15 millones de euros– en las de Alemania y Argentina.
Y así los dos patrocinadores principales (Adidas ha sido el patrocinador oficial de la Copa Mundial de la FIFA desde 1930 y ha firmado los balones para todas las ediciones), que ya comparten el 70% del mercado mundial (36% a 34% para Adidas), se hace con la fase decisiva de la competición, después de haber realizado ya el máximo esfuerzo desde el inicio invirtiendo en 19 de las 32 selecciones mundiales (10 Nike, 9 Adidas).
Esto a pesar de que los dos patrocinios más exigentes respectivamente habían sido eliminados en los cuartos de final: los estadounidenses habían gastado unos buenos 42,6 millones de euros para robarle Francia a Adidas después de 42 años, mientras que la marca alemana creyó fuertemente en la Colombia del astro James Rodríguez ofreciendo 26 millones de euros, la misma cifra estimada para Alemania.
Puma, la gran derrota de estos mundiales, no acaba de llegar a cuartos: la marca alemana, adquirida por el grupo de lujo francés Kering, lo había apostado casi todo por equipos africanos (todos a excepción de Nigeria, de marca Nike) y por Italia y Uruguay, para los que había invertido 20 y 2,6 millones de euros respectivamente. Como lamentablemente sabemos, la aventura de los Azzurri terminó prematuramente, y la de Celeste también un poco más adelante.
Se honró la marca felina, que en este Mundial también será recordada por las botas bicolores (una azul, una rosa) que también lucen algunos jugadores de la selección de Prandelli, solo el cuento de Argelia, por los primeros clasificados a la octavos de final Por otro lado, incluso marcas de segunda categoría como Puma se han ganado más espacio. Burrda, una empresa suiza que gastó 4 millones para vestir a Bélgica y se devolvió con los cuartos de final, y la italiana Lotto, que patrocinó burlonamente a Costa Rica, verdugo de los Azzurri y gran revelación del torneo.