¿Será esta vez el sello verdaderamente definitivo del fin de las ideologías y en perspectiva -temor no del todo injustificado- también de la desaparición de la democracia representativa con los partidos políticos anexos que son sus herramientas necesarias? ¿O la oficialización del nacimiento de un neomaquiavelismo del tercer milenio, quizás el último y más radical intento de gobernar una realidad cada vez más ingobernable a escala nacional, europea y global?
Estas son las preguntas que podrían surgir de la lectura de la larga lista, anunciada ayer, de la atribución de tareas a los nuevos comisarios europeos que, salvo giros improbables, tomarán posesión en el Palacio Berlaymont de Bruselas el próximo XNUMX de noviembre. Así como de la consulta del nuevo mecanismo complejo de pesos y contrapesos políticos (y de un equilibrio sustancial aunque obviamente no explícito entre los estados miembros) desarrollado por el nuevo presidente del ejecutivo europeo Jean-Claude Juncker.
Con la intención declarada de hacer más ágil y, sobre todo, más eficiente el proceso comunitario de toma de decisiones en un contexto de persistente crisis económica y financiera que, bajo la presión del galopante progreso tecnológico, exige decisiones rápidas y capacidad de cambiar tanto las estrategias como las tácticas en el ir Proposición sustentada en referencias precisas a disposiciones específicas e inequívocas contenidas en los Tratados europeos.
Juncker, de 59 años, socialcristiano en su país, y por tanto PPE a nivel europeo como Angela Merkel con quien, sin embargo, no siempre ha estado en sintonía, es un político de larga trayectoria. Durante dieciocho años (1995-2013) fue Primer Ministro de Luxemburgo, durante ocho (2005-2013) Presidente del Eurogrupo, el Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la Eurozona. Europeista convencido, fue uno de los autores del Tratado de Maastricht que en 1992 transformó la CEE en la Unión Europea. También fue miembro de la Convención que entre 2002 y 2005 redactó el texto de una constitución europea que luego fue desbaratada por los referéndums del "no" en Holanda y Francia.
Armado con un currículum de este nivel, el nuevo presidente de la Comisión probablemente debió llegar a la conclusión de que, para gobernar una Unión de 28 países que, sin embargo, no es una federación de estados soberanos, "il faut faire avec. .." ("hay que hacer con...", es decir, adaptarse a la realidad, como dice un refrán francés, y Juncker estudió en Francia). Una realidad compleja y variada bajo los perfiles político, económico, histórico, geográfico, cultural y lingüístico.
Así que vaya con un director de orquesta que sea un partidario ambicioso de Europa como protagonista en el escenario mundial. Un director de orquesta que controla la implementación del diseño que tiene en mente a través de una nueva estructura de la Comisión basada en una red de apoderados y sub-apoderados que regulan las responsabilidades de cada comisario pero también límites precisos de intervención.
Y así, como adelantó estos días Firstonline, el sombrero de vicepresidente -asignado a 6 comisarios además del "de jure" atribuido por el Tratado de Lisboa a la alta representante para asuntos exteriores y política de seguridad (en esta Comisión Federica Mogherini ) - dejará de ser honorífico o casi, pero pasará a estar plenamente operativo. De modo que cada uno de ellos tendrá funciones de estímulo pero también de control de uno o varios comisionados.
Y, entre ellos, Juncker nombró vicepresidente primero -“mi brazo derecho”, precisó- a Frans Timmermans, de 53 años, el saliente ministro holandés de Asuntos Exteriores del Partido Laborista, el exponente socialista europeo que se autodenomina “romano y romanista”. (de niño estudió en Roma y mantuvo su pasión por la "magia"), encomendándole grandes responsabilidades de decisión y coordinación. Y convirtiéndolo así en una especie de "co-gestor" de la Comisión.
A Timmermans, según el organigrama diseñado por Juncker, se le ha encomendado la mejora de la regulación del proceso de toma de decisiones, las relaciones interinstitucionales, el respeto del Estado de derecho y la Carta Europea de los Derechos Fundamentales. En este cargo, se asegurará de que "toda propuesta de la Comisión respete los principios de subsidiariedad y proporcionalidad que juegan un papel decisivo en el trabajo del colegio de Berlaymont".
La vicepresidenta primera trabajará con "todos los comisarios", y más de cerca con los responsables de justicia, protección al consumidor e igualdad de género (la checa Vera Jourova, 50 años, miembro en su país de la Alianza de ciudadanos descontentos, ministra saliente de Desarrollo Regional), y de Inmigración y Asuntos Internos (Dimitris Avramopoulos, 61, ministro de Defensa griego, exalcalde de Atenas durante 8 años tras dejar su carrera diplomática, del partido de centro-derecha Nueva Democracia), "en relación con el estrecho vínculo entre estas materias y el respeto al estado de derecho”, aclararon a la Comisión. Un político mediterráneo que, sobre todo por la situación geográfica de su país, podría convertirse en un valedero de las buenas razones de Angelino Alfano en cuanto al control de la inmigración ilegal y la financiación de operaciones de rescate en el mar.
En cuanto a las carteras económico-financieras, Juncker -con el presumible beneplácito previo de Angela Merkel y el muy probable consentimiento de Matteo Renzi, François Hollande y el declarado "enemigo" (¿antiguo?) David Cameron- ha puesto en marcha un organigrama de "diabólica ” perfil político y posible (¿o imposible?) conciliación entre rigor financiero y apoyo al crecimiento.
La cartera del finlandés Jyrki Katainen -acérrimo partidario del rigor financiero-, uno de los máximos exponentes del PPE en Europa, de 42 años, que dimitió como primer ministro de su país para pasar a ocupar el cargo de comisario de Asuntos Económicos y Monetarios dejado vacante por su compatriota liberal demócrata Olli Rehn, quien se mudó al Parlamento Europeo, cambió su nombre, pero la sustancia de su cargo es muy similar a la de hace tres meses, cuando asumió el cargo en la Comisión como vicepresidente.
Ahora, aún como Vicepresidente, Katainen tendrá una experiencia más amplia: Empleo, Crecimiento, Inversión y Competitividad. Con el agregado de la obligación de orientar y coordinar la actividad de hasta 7 comisarios. Entre ellos se encuentra el exministro de Finanzas francés Pierre Moscovici, de 56 años, socialista, fanático de la relajación del rigor, y por eso Merkel no cae bien. Juncker le encomendó –casualmente…– precisamente los asuntos económicos y financieros, que eran su objetivo, y el añadido de la fiscalidad y la unión aduanera. Pero su cometido cae bajo la coordinación de su rival finlandés. Una colocación que seguramente no le hará más feliz y que Hollande tampoco habrá aceptado con alegría.
La lista de comisarios bajo la responsabilidad de Katainen continúa con la ahora ex eurodiputada belga Marianne Thyssen, de 58 años, demócrata cristiana en Flandes, donde fue elegida, PPE en Europa que se ocupará de Empleo, Asuntos Sociales, Habilidades y Movilidad laboral. la rumana Corina Cretu, de 47 años, que el pasado XNUMX de julio fue elegida vicepresidenta del Parlamento de Estrasburgo por el grupo de Socialistas y Demócratas, que se encargará de la política regional.
Los otros comisarios cuya actividad coordinará Katainen son también los de Mercado Interior, Industria, Emprendimiento y Pymes (Elzbieta Bienkowska, viceprimera ministra saliente en Polonia, Ppe en Europa); Unión de Servicios Financieros y Mercados de Capitales (Johnatan Hill, británico, exlíder de los conservadores en la Cámara de los Lores, la mano de Juncker extendida hacia Cameron y la capital financiera de Europa tras decir que "nunca se arrodillaría frente a los ingleses"); Economía y sociedad digital (Günther Oettinger, demócrata cristiano alemán, comisario saliente de Energía); y Acción por el clima y la energía (Miguel Arias Cañete, español, eurodiputado todavía interinamente en funciones por el PPE).
Otro vicepresidente "importante" (Presupuesto y Recursos Humanos) será la comisaria búlgara saliente Kristalina Georgieva, Ppe. Trabajará con todos los Comisarios que tengan la tarea de controlar el impacto de las iniciativas de la Comisión en el presupuesto y el personal.
En cuanto al papel de Mogherini, que trasladará su cargo a Berlaymont para subrayar su papel de "ministro de Asuntos Exteriores de la UE", como lo definió Juncker, la apuesta de este último es especialmente difícil. Esta función con una definición altisonante siempre ha tenido un peso modesto en la política europea por la razón obvia de que la política exterior ha sido la celosa prerrogativa de los ministros de Asuntos Exteriores nacionales.
Entonces, para el señor o la señora Pesc de turno, viajes muy frecuentes alrededor del mundo y luego casi nada. Mientras que ahora el nuevo presidente de la Comisión, con nuestro Ministro de Asuntos Exteriores saliente -que, en caso de ausencia por cambios institucionales, será sustituido por Johannes Hahn, austriaco, PPE, que pasará de Políticas Regionales a Política de Vecindad (hoy crucial) y la Ampliación (negociaciones preparatorias pero sin una nueva entrada en la UE en los próximos 5 años), anunció Juncker: tiene la intención de jugar una carta importante para Europa. ¡Felicidades!