Su nombre es Sota, mide 28 centímetros y pasa por un "hablador": es el nuevo robot parlante creado por Hiroshi Ishiguro, director del Laboratorio de Robótica Inteligente de la Universidad de Osaka. Sota habla, es cierto, y también mucho, pero su conversación, más que humana, es propia de sus congéneres, de otros robots como él.
Los humanos, advierte el profesor Ishiguro, deben dejar de esperar que los robots los entiendan y respondan de la misma manera, en cambio deben adaptarse a lo que los robots realmente pueden hacer, y entre estas cosas, al menos por el momento, no hay capacidad para decodificar los diferentes tonos del la voz humana o, más aún, las sutilezas semánticas de nuestro lenguaje.
Junto con Sota, Ishiguro también presentó otro robot más sofisticado, llamado CommU (Communication Unit), que también es capaz de establecer contacto visual con el interlocutor. En la conferencia de prensa, presentada por dos humanoides, se presentó un ensayo sobre conversación robótica. Uno preguntó: "¿Conoces Dinamarca?" y el otro respondió: “¡Me encanta!”, a lo que el primero agregó: “A mí también me gusta mucho”.
En este punto es legítimo preguntarse a qué conduce todo esto, pero Ishiguro responde que hay que acercarse a los robots parlantes como se haría con los niños: un adulto que escucha un diálogo entre niños no suele tener grandes expectativas y se involucra por pura diversión. . Y en cualquier caso, asegura el profesor, sus robots pueden hacer mucho más que ponerse de acuerdo entre sí, de hecho están programados para abordar distintos temas e intercambiar opiniones e información. Sota y CommU son la última incorporación al panteón de robots de Japón, que incluye una amplia gama de productos, desde robots industriales hasta los juguetes más extravagantes.
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