El impacto de la emergencia del coronavirus en la economía italiana será fuerte -una semana de confinamiento le cuesta al país 9 millones de PIB-, pero Hogares, empresas y bancos están más sólidos que en la última crisis, la de 2012, y podrá aguantar mejor el golpe. El signo de la esperanza viene de Banco de Italia, que en su último boletin economico – sin negar las previsiones del FMI – mira hacia el futuro del país tratando de dar una lectura menos catastrófica que las circuladas en las últimas semanas.
Según Vía Nazionale, las familias afrontan la nueva crisis “con mayor solidez financiera en comparación con lo que tenían en vísperas de la crisis de la deuda soberana”. En consecuencia, si bien “el impacto de la pandemia en los ingresos puede ser significativo”, sigue siendo “mitigado por la baja deuda, el bajísimo nivel de las tasas de interés y las medidas de contraste implementadas por las autoridades”.
También negocios, subraya Bankitalia, se enfrentan a la corona-crisis “a partir de una estructura financiera más sólida en comparación con el inicio de la recesión anterior”.
Un argumento similar también se aplica a los bancos italianos, que "se enfrentan al deterioro de la economía" vinculado al coronavirus "a partir de condiciones de capital y liquidez más sólidas que en el pasado y tener una mejor calidad de activos”.
Palazzo Koch también destaca que “en el último trimestre de 2019 el flujo de nuevos no realiza préstamos en relación con el total de préstamos se ha mantenido estable” y que “el ritmo de deterioro de los préstamos se encuentra en niveles históricamente muy bajos tanto para familias como para empresas”.
Sin embargo, a pesar de estas señales, es innegable que la situación general sigue siendo dramática. “De la información recabada a través de la red territorial del Banco -todavía se lee en el boletín económico del banco central- surge que en el sector terciario las medidas de contención han prácticamente se eliminó la facturación de gran parte del comercio minorista no alimentario, de hoteles, bares y restaurantes y de empresas que operan en el sector turístico y que han cesado las actividades de construcción".
No solo eso: “Se pueden deducir señales similares -continúan los técnicos del Banco de Italia- para gasto en servicios por el indicador de consumo de Confcommercio, que disminuyó a partir de febrero, tras la fuerte caída de la demanda en los sectores de hostelería y hotelería”.