El juego en las carreteras entra en la fase decisiva. Después de que el Gobierno aprobara el sábado "sujeto a acuerdos" el decreto Milleproroghe – que prevé la suspensión de los aumentos de peaje y la intervención inmediata de Anas en caso de revocación de la concesión – Autostrade per l'Italia corrió inmediatamente a cubierto. El consejo de administración ha adelantado que, si el ejecutivo continúa por el camino trazado con la última disposición, la compañía pedirá al Estado una compensación por la parte restante de la concesión de la autopista, que vence en 2038. Según algunas estimaciones, la cuenta sería de 23-25 mil millones. La empresa Benetton pediría este dinero en virtud de una disposición del acuerdo que prevé la posibilidad de rescindir el contrato ante un "cambio regulatorio sustancial". Cambio que en este caso sería la novedad sobre Anas, considerado por Aspi contrario al derecho comunitario y quizás también a la Constitución italiana.
EL INFORME DEL TRIBUNAL DE CUENTAS
Sin embargo, no se dice que el grupo tenga derecho a indemnización, pues el Estado podría justificar cualquier revocación con la conducta negligente del concesionario. Una encuesta del Tribunal de Cuentas entregada al Gobierno poco antes del lanzamiento de Milleproroghe, escribe La Stampa, destaca una gestión de las concesionarias de autopistas caracterizada por bajas inversiones, poco mantenimiento, elevados beneficios y deslealtad en las relaciones con el Estado en detrimento de ciudadanos
LA DIVISIÓN EN LA MAYORÍA
Sin embargo, la mayoría de ninguna manera está unida en los próximos movimientos. Por el momento, lo único seguro es que la revocatoria de la concesión -si llega- requerirá de una disposición ad hoc, casi seguro un decreto ley. Es una disposición demasiado importante como para pensar en acelerarla con una enmienda al Milleproroghe. Así lo explicó la ministra de Transporte, Paola De Micheli, precisando que la decisión final del gobierno llegará en enero y calificando la carta de Autostrade como "inaceptable".
El Partido Demócrata es optimista, mientras que Italia Viva está en contra. Sin embargo, según Luigi Di Maio, al final el ejecutivo “estará unido: iniciar el proceso para la revocación de las concesiones es una batalla de civilizaciones tras el colapso del puente Morandi. Quienes se oponen no quieren el bien de la patria”.
OTROS RIESGOS EN CASO DE RETIRADA DE LA CONCESIÓN
Pero el asunto no es tan sencillo. Además de la solicitud de indemnización y la suerte de los 7 empleados de Autostrade per l'Italia, problemática cuanto menos en caso de revocación de la concesión, hay que tener en cuenta que la rescisión del contrato también conduciría a la suspensión de los trabajos de mantenimiento, para los que Aspi ya ha destinado 10,5 millones de euros.
Sin mencionar las implicaciones financieras. Una vez privada de la concesión, Autostrade per l'Italia se encontraría expuesta a los bancos sin la garantía de los ingresos garantizados por los peajes de las autopistas. En ese momento, con toda probabilidad, la participación del grupo en Bolsa colapsaría, perjudicando no solo a la familia Benetton, sino también a todos los operadores que compraron acciones de Aspi como una inversión a largo plazo (apoyándose en la concesión de la autopista). Entre estos se encuentran Allianz y el fondo Chinese Silk Road, así como fondos de pensiones italianos y extranjeros. Por lo tanto, un resultado de este tipo corre el riesgo de reducir la credibilidad de nuestro país, disuadiendo a los inversores internacionales de apuntar a Italia.