El Estado no hace nada por aumentar la cuota del 8 por mil que afluye a las arcas públicas cada año, mientras los recursos destinados a la Iglesia Católica siguen multiplicándose en silencio. Así lo ha revelado el Tribunal de Cuentas, que ha publicado hoy un informe sobre el "destino y la gestión del 8 por mil" que pagan cada año los italianos.
El documento muestra que, en 2014, los "importes atribuidos" alcanzaron su cuota 1,278 millones de euros. De esta suma, allo Estado simplemente se fueron 170,347 millones, mientras que la Iglesia catolica obtenido 1,054 millones: más de cinco veces los 200 millones recaudados en 1990, año de debut del 8 por mil.
Uno podría pensar que esta desproporción es el resultado de una libre elección de los contribuyentes italianos, pero otros números revelan que no es así. Según una elaboración del Tribunal sobre datos de la Agencia Tributaria, en 2011, el último año del que se dispone de datos, la parte atribuible a la Iglesia católica sobre la base de las elecciones expresadas por los italianos era igual al 37,93 % (frente al 6,14% de la atribuible al Estado), mientras que la suma efectivamente pagada alcanzó el 82,28% del total (frente al 13,32% recaudado por el Estado).
El efecto multiplicador surge de como se distribuyen el 8 por mil de los contribuyentes que no han indicado ningún destinatario. El informe, citando un texto de la Presidencia del Consejo, explica que "el porcentaje de preferencia por las opciones expresadas determina la asignación de fondos derivados de las opciones no expresadas". En definitiva, la totalidad del 8 por mil se reparte cada año en proporción a las preferencias de quienes han señalado beneficiario, mientras que quienes no han precisado nada aportan únicamente con dinero, en la mayoría de los casos sin saber que su dinero no es de ellos. van al estado, pero se dividen en base a las elecciones hechas por otros.
"no hay transparencia sobre los desembolsos, no hay ninguno verificaciones sobre el uso de los fondos desembolsados, ni Controlli sobre la corrección” de las indicaciones de los contribuyentes, “ni un seguimiento de la actuación de los intermediarios”, comentan los magistrados contables, subrayando que “los beneficiarios reciben más de la parte no expresada que de la” asignada voluntariamente por los contribuyentes (54% contra el 46%). Sobre este aspecto, según la Corte, “no hay información adecuada, aunque los que no eligen son la mayoría y razonablemente se puede hacer creer que sólo con una opción explícita se cederán los fondos”.
Una carencia que no es precisamente irrelevante, dado que cada año las sumas están en juego”más de mil millones de euros”, llevando a Italia a la cima del ranking europeo para este tipo de contribución. "En la contingencia actual de una reducción muy fuerte del gasto público en todos los campos -escribe nuevamente el magistrado contable- estos recursos son los únicos que han aumentado significativa y constantemente".
El Tribunal denuncia entonces un gran derroche de recursos por parte del estado, quien "muestra desinterés por la parte de su competencia, lo que ha llevado a la drástica reducción de contribuyentes a su favor, dando la impresión de que el instituto sólo pretende actuar como un aparente contrapeso al sistema de financiación directa de las confesiones".
Los magistrados citan cuatro factores que contribuyeron a esta situación:
1) el total falta de promoción de las iniciativas del Estado, que ni siquiera este año se ha preocupado por sensibilizar a la opinión pública, a pesar de la nueva posibilidad de destinar recursos a la construcción de escuelas.
2) El desviación de fondos recibidos por el Estado con fines presupuestarios distintos, si no antitéticos, a los solicitados por los contribuyentes. A lo largo de los años, la distracción ha implicado más de dos tercios de las cantidades adjudicadas y en dos casos (2011 y 2012) incluso se ha cancelado la cuota pública. Este año, de los 170 millones decomisados, el Estado ha destinado apenas 400 mil euros a los fines a los que estaba destinado el 8 por mil.
3) Haber canalizado muchos recursos a entidades religiosas.
4) La falta de coherencia de las opciones para la entrega de rociadores a menudo a entidades privadas.
Archivos adjuntos: El informe del Tribunal de Cuentas.pdf